Anuncio publicado en The Times en 1914
Se buscan hombres para viaje peligroso. Salario bajo, frío agudo, largos meses en la más completa oscuridad, peligro constante, y escasas posibilidades de regresar con vida. Honores y reconocimiento en caso de éxito.
Sir Ernest Shackelton
Foto: Los 4 personajes después de hacer tal proeza, con las caras completamente quemadas debido a las condiciones meteorológicas tan extremas.

Han pasado 15 años desde que una noche de lectura metido en mi camita calentito devoré un magnífico artículo del National Geographic, en aquel ejemplar de la revista había un especial dedicado a Shackelton, sí, aquel explorador Antártico que cayó en el olvido durante décadas y décadas.

La gesta que llevaron a cabo a principios del siglo 20 despertó en mi un profundo sentimiento que siempre me ha inquietado, «la resistencia» en el ámbito del deporte, en 1996 estaba muy motivado en mi proyecto de sacar los tres miles del Pirineo en solitario encadenando uno tras otro a través de sus crestas, aventuras de fin de semana con ese toque explorador donde se juntaban muchos ingredientes y entre ellos la resistencia como eje de mi actividad.
Desde entonces a menudo me he sentido muy identificado con aquel espíritu de Shackelton y cuando la cosa se ha puesto «fea» he recurrido a rememorar esos valores que les llevó a la gloria, que simplemente no fue otra que vivir y volver de la muerte…
En los últimos años el cine y las editoras nos han acercado un poquito a la vida de Sir Ernest Shackelton y a la epopeya de «Atrapados en el hielo», una lucha por sobrevivir que duró 20 meses debido a que el barco que bautizó Shackelton como el «Endurance» (resistencia) quedó atrapado en el hielo Antártico y fue engullido por este.
Foto: La barca que arrastran era una barca salvavidas del Endurance, en total hubo 3, cada una llevaba el nombre de un patrocinador de la expedición: Stancomb Wills, Dudley Docker y James Caird, con este último hicieron el mítico viaje para rescatar al resto. Durante toda la expedición no disponían de radio, nadie sabía nada de ellos, los daban por muertos.

Una batalla codo a codo junto a los 27 peculiares expedicionarios que habían superado un proceso de selección entre cerca de 5000 candidatos, la historia particular de cada uno de ellos no deja impasible a cualquiera.

Eran personas humanas con sus virtudes y sus defectos en un viaje épico equiparable a la carrera espacial de nuestros días, una historia que invita a indagar, profundizar y recuperar todos los detalles de esta asombrosa aventura que en multitud de ocasiones me ha erizado el vello y me ha arrancado una lágrima, frases célebres y gestas imposibles.
El libro de Caroline Alexandre nos dejará «Atrapados en el hielo» como reza su título.
Vivimos una época en la que pensamos o creemos que estamos superando los límites de la capacidad humana como por ejemplo son las pruebas de ultra resistencia y retos cada vez más difíciles, pero hace ya más de un siglo que habían personas capaces de rebasar lo que hoy simplemente entenderíamos como imposible.
En clave de deporte es para mí una impresionante historia que me llena de energía y de valores que me acompañan en mis viajes anónimos y silenciosos en el calido frío y la brillante oscuridad del invierno.
Jordi Martinez De Marsay

3 comentarios

  1. Muy buena entrada Jordi,

    A mi también me encantó la historia de Shackelton, pensaba que lo había emitido "Al filo".

    Desde luego viendo esta "Endurance", te das cuenta que es muy superior a todo lo que jamás podríamos soportar…. pero inconscientemente te da fuerzas para al menos intentar hacer algo más en nuestras vidas tan (demasiado) cómodas.

    A ver tu siguiente hazaña !!!

  2. Quanta raó tens Jordi,quan creus que el que fas es dur aquest es el començament dels nostres límits i de segur que no es el final.
    De tot em quedo amb l'oferta de feina del The Times,avui per avui de segur que encara trobarien més voluntaris dels que ens pensem!!!! ;)…
    Salut,
    jaumet

  3. "Tal vez no fue casualidad que Shackelton escogiera el día siguiente, 20 de abril, para reunir al grupo con el fin de comunicarle una importante decisión: un equipo a sus órdenes pronto se haría a la mar en el James Caird y se dirigiría a las estaciones balleneras de la isla San Pedro. Las enormes dificultades del viaje no precisaban explicaciones para los hombres que acababan de llegar a Isla Elefante. La isla San Pedro estaba a unos 1300 km., más de 10 veces la distancia que acababan de recorrer. Para cubrirla, un bote abierto de 7 metros de eslora debería cruzar el océano más formidable del planeta, y además en invierno. Cabía prever vientos de hasta 130 km. por hora y surcar olas -las famosas "aplanadoras" del cabo de Hornos- que medirían hasta 15 metros de altura, y si no tenían suerte podían encontrarse con cosas aún peores. Navegarían hacia una pequeña isla, sin ninguna tierra entre su punto de partida y el de llegada, empleando un sextante y un cronómetro, bajo cielos encapotados que podían hacer imposible cualquier medición para orientarse. La tarea no parecía sólo formidable sino que, como sabían todos, era imposible."
    Texto extraído "atrapados en el hielo"

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