Después de correr una maratón o una carrera de larga distancia nos podemos encontrar en la misma situación que estos personajes.
Está claro que el profesional nunca sentirá los mismos dolores que el aficionado, pero como corredor amateur,  tengo un recuerdo parecido al de no poder andar después de mi primer Ironman. Este fue hacia el año 2006 y mi mujer me preparó un tour por Venecia, con la de puentes que hay que cruzar, recuerdo situaciones dantescas tanto al subir como al bajar las escaleras. Apoyándome en ella o incluso la necesidad de utilizar cualquier objeto de apoyo para poder cruzar los puentes.
El dolor de cuádriceps era horroroso!

Deja una respuesta