Tras una agitada noche en la que apenas había podido conciliar el sueño más de dos horas, sobre las 6 de la mañana decidí levantarme. ¡ Había llegado el gran día!.
Me asomé inquieta a la ventana. El tiempo era húmedo y el cielo estaba cubierto pero no hacía sin embargo nada de viento (genial! Pensé).
Desechada la idea de desayunar cereales por miedo a que con los nervios y el esfuerzo no me sentaran bien opté inteligentemente por tomar un café bien largo y un plátano, que no tuvieron ninguna queja por parte de mi estómago.
A las 8,10 de la mañana salí con mis bártulos dando un ligero paseo hacia la salida (a una media hora de camino). Tenía ya decidido que no quería calentar corriendo, así que a buen paso me dirigí hacia el puente donde estaba situada la salida.
Cuando llegué y empecé a cruzarme con cientos de corredores se me puso un nudo en la garganta y se me encogió el estómago; fui consciente por primera vez del lío en el que me había metido y de que ya no había vuelta atrás. Mi cara de susto en aquellos momentos debió ser todo un poema..
Me dirigí a la furgoneta a dejar mi mochila con el número de mi dorsal (1269, por cierto) y me dispuse a prepararme: gorra, gafas, mp3, kleenex, chicles…y muchas ganas de empezar a correr: bueno, parece que lo llevo todo!.
Y allí en un rinconcillo, con mi cara de susto que me coloqué anonadada por el ambientazo oportunamente alentado por el speaker. Sólo había que esperar la cuenta atrás, 3,2,1… y a correr!
Y vaya si corrimos, salimos disparados. Primeros kilómetros por calles céntricas de Castellón atestadas de gente animando. No daba crédito, menudo subidón. Me notaba que iba muy rápida, pero la emoción me podía y la ilusión me empujaba. No quería mirar el fore para no constatar que evidentemente no iba ni mucho menos al ritmo de 5,15-5,20 que había estimado para estar entre 3horas 40-45 minutos que me había propuesto en este mi primer maratón.
Hasta el Km. 5 no me decidí a mirar: 4,30 (madre mía pensé estoy loca de atar). Intenté frenar, lo juro pero no pude. Dirección hacía la Universitat Jaume I nos cruzábamos con los primeros y menuda inyección de fuerza verlos correr, parecían inhumanos a esa velocidad. Literalmente me quedé boquiabierta mirándolos.
Siguen cayendo los km. Vamos ahora dirección hacia el Grao y me sigo encontrando genial. Adelanto a un amigo que me comentó que iba a intentar estar sobre las 3,30 y charlo un rato con él. Nos volvemos a cruzar con los primeros que vuelven, y vuelvo a alucinar con sus velocidades. Volvemos a Castellón y nos derivan hacia unos huertos. Un montón de hombres aprovechan y se lanzan entre los naranjos a descargar la vejiga ( que suerte ser hombre, pienso).
Vamos hacia Lidón, es el km. 20 y me da el primer bajón. Me da por empezar a pensar que queda más del doble y que no voy a aguantar. Me tomo el 1º gel y evalúo la situación. A mi modo de ver tengo dos opciones: seguir a ese ritmo y aguantar hasta que no pueda más o bien subir el ritmo puesto que seguía corriendo sobre 4,40. Decido la primera opción y ahora sé que acertadamente.
El paso por la media maratón es alucinante. La plaza Maria Agustina llena hasta la bandera, música y bailarines en directo, la gente dejándose literalmente la garganta con los gritos de ánimo y yo con la piel de gallina y los ojos llenos de lágrimas tras las gafas. No paro de oír gritos de Animo Mariló! Venga valiente! Tú puedes!, es increíble de verdad (y el que incluyeran el nombre en el dorsal todo un acierto). Miro el reloj, llevo 1 hora 41 minutos, y mi mejor tiempo en media maratón es de 1 hora 39m. 30s. Así que pienso que estoy loca de remate.
Sigo corriendo, miles de personas te empujan con sus ánimos. Hay además un montón de fotógrafos. A veces me da la impresión de que no estoy en Castellón. Ese día mi ciudad me hizo sentirme por primera vez muy orgullosa de ser de aquí!.
Vamos hacia la Ronda Este. Por aquí suelo entrenar y me conozco el tema. Se que se va a hacer duro y me tomo otro gel. A la ida vamos de bajada; A la vuelta me preparo para sufrir y realmente fue la parte más dura de la carrera. Hay momento que siento que las piernas se me van a romper en mil pedazos literalmente. Es sólo una percepción porque la realidad es que siguen corriendo y que no me duele nada en concreto.
Me da la sensación que debo ir por encima de 6 minutos el km. Pero miro el reloj y continúo por debajo de 5. No entiendo nada. Intento pensar en cosas para que los momentos más duros pasen rápido. Pienso en mi padre, que está bastante enfermo y que en realidad es quien me enseñó a ser fuerte y sufrir. Esta maratón sin ninguna duda va por él, para que se recupere, como un tributo. Ojalá se cumpla este deseo, yo mi parte la cumplí. Pienso también en cuanto quiero a mi madre, lo buena persona que es y lo que daría porque me estuviera viendo luchar.
Pienso en mi marido, en lo mucho que lo quiero y los esfuerzos que hace el pobre por tratar de entender este hobby a veces tan loco y que tanto tiempo roba… en la paciencia que tiene por aguantar mis horas bajas, mis entrenamientos, mi euforia descontrolada, mis nervios… Y también pienso en Patricia, una amiga del colegio que también corre y que recientemente ha sido operada de cáncer, de lo fuerte que está siendo…
Y pensando en todas estas cosas cuando me doy cuenta ya estoy en el km. 40 y sólo quedan 2 para que esta bonita carrera llegue a su fin. Mis ojos se llenan de lágrimas. Tantísima gente animando en estos kilómetros finales, no cabe un alfiler. Km. 41, esto ya está hecho. Una pequeña subida, no pasa nada pues las piernas ya van solas. Giramos por la general hacia el Paseo Morella. Recta final repleta de gente a más no poder. Entre ellos mi marido, todos chillan mi nombre. Rompo a llorar, aprieto mis puños pienso una vez más en mi padre deseando con todas mis fuerzas que se cure y esprinto como una loca hasta la meta 3 horas 28 minutos 29 segundos. Y soy la persona más feliz del mundo. No puedo parar de llorar. Ni mis mejores sueños se acercaron a lo vivido en mi primer Maratón.
La guinda dos trofeos: 2º veterana A y 3º local.
Mariló Sanz
Mariló,
Felicidades por ese espectacular debut!
A seguir entrenando fuerte!
muchas gracias, y tb por tomarte las molestias de publicarlo, así tengo un bonito recuerdo. la verdad es que no hubiera podido ser mejor!
Felicidades!!!! Eres una luchadora. Tu relato me ha emocionado mucho. Espero que tu padre y tu amiga se recuperen. Te deseo que este nuevo año se cumplan tus deseos y objetivos. Un saludo, Eva Bachs
Marilo, me ha encantado cómo has transmitido las sensaciones de la maratón. Muchas gracias por acercarlas tanto. y felicidades por esa marca estratosférica!!!