16 de Junio del 2011, fecha que muchos marcamos en el calendario allá por el mes de diciembre- Este día se celebraría la marcha cicloturista mas importante del país y seguramente una de las más duras. Se trata de una prueba de 205 km y con 4 puertos de montaña y casi 9000 ciclistas, además de los más de 2000 de la hermana pequeña, la Trepariscos.

No es el momento de explicar entrenos y planes preparatorios porque lo que esta prueba te transmite son sensaciones antes durante y después y que voy a intentar explicar. Simplemente que aunque  la preparación en estos meses no había sido muy exigente sí que me había quitado mucho de otras dedicaciones y que áceres, así que la última semana ya estaba ansioso por que el día D llegara.
El viernes como suele pasar cuando quieres llevar un día previo tranquilo todo sale mal y había que empezar a pensar en la carrera. Por la tarde subimos con dos amiguetes a buscar los dorsales y empaparnos del ambiente. Allí pude hacerme una foto con Joan Llaneras, seguramente uno de los mejores Olímpicos de todos los tiempos. Ni que decir tiene que el único tema que se tocó durante el viaje fue el de la marcha y las continuas dudas y situaciones que se podían dar. Las previsiones meteorológicas no eran malas, aunque en los Pirineos nunca se puede asegurar el tiempo del día siguiente
Después de la cena, últimos preparativos y a descansar, si se puede…, la noche se preveía corta. El despertador suena a las 05.00 am. Las noches antes de las carreras es muy difícil dormir profundo.
Cuando suena el despertador ya no hay vuelta atrás. Empieza el gran día. Desayuno lo que puedo: zumo de naranja, un plátano algo de sandia que me había sobrado de cenar y leche con galletas.
El año pasado vi la salida desde la cuneta y me emocione, oír el ruido unísono de los cala pies cuando engancha la zapatilla y la gente dando gritos de ánimos como si los que marchaban con sus bicicletas fueran guerreros a caballo camino del campo de batalla. Hoy me tocaba disfrutar de la prueba, después de dos cohetes empieza la prueba y las primeras tensiones de la salida.
A partir de aquí la cosa se dispara, el ritmo es bueno y la lucha por estar bien colocado y no perder demasiadas posiciones empieza. Miro mi cuentakilómetros y vamos a un ritmo medio de 35km/h, pero me voy encontrando bien y las pulsaciones están en su sitio, sin dispararse. En el gimnasio con Michel siempre nos recalcaba que había que estar despierto en estos primeros km y tener entrenados los tirones del pelotón en la salida. Hay muchos nervios y acabo sabiendo lo que es hacer el afilador, muy cerca. Así que procuro ir con cuidado y los cinco sentidos. Por allí llega Álvaro y me dice que vamos bien en ese grupo. En poco comenzamos a ascender y le pierdo, con esas ganas seguro que hará buen tiempo. Al paso por Canfranc pueblo nos avisan que en Francia está lloviendo, me entra la duda, el año anterior fue épico, mal tiempo y muchos abandonos. Solo dos tramos algo duros y ya coronamos. Me abrigo, un aficionado me ha da un periódico y también me pongo el chubasquero. Empiezo a descender con algo de niebla y lluvia, ya no hay retorno. La bajada se hace muy rápida…, peligrosa y casi sin visibilidad, aun así me adelanta Santi como una exhalación otro que hará buen tiempo. En el llano aprovecho a comer y beber algo pero sin despistarme demasiado que el riesgo de caída está presente. Voy en un pelotón de unos cuarenta y rodamos a buen ritmo a pesar de la lluvia.
La subida más dura y emblemática de la QH…..el Marie Blanque. Curva a la derecha y carretera muy estrecha entre arboleda. Menos mal que no hace calor porque allí no corre nada de brisa. Los primeros kilómetros no son duros pero tanto me han avisado que voy con mucha precaución y reservando para los 4 últimos km. A la derecha de la carretera aparecen los letreros que señalan lo que queda hasta la cima, que recuerdos del fin de semana que pasamos en compañía de Sergio y Felix de Pirineo en Ruta en Luz Saint Sauver subiendo los puertos míticos de Tour.  Ya nadie habla… Ni un solo descanso Llevaba un 50-34 de platos Compaq y atrás llevaba un 28, muy necesario para mí y para esas rampas. Pongo el 28 me concentro en mi rueda delantera pero no consigo dejar de hacer eses, me levanto pero no consigo nada más que un pequeño pinchazo en la parte trasera de la pierna, así que aflojo y sigo sentado. Me paso mucha gente, mucha gente… Parecen que quieren venirme el desanimo, igual que estos años de atrás cuando empezaba con esto de la bici y con Oscar hacíamos las marchas de BTT de la zona.

El silencio es sepulcral. Ultimo km. para la cima y se empieza a ver gente animando en las cunetas. Cuando uno está subiendo desea que llegue la bajada, y en días como hoy cuando carretera esta peligrosa deseas que comience la subida y así te pasas toda la carrera.
Arriba de la Marie Blanque están tocando una flauta un grupo de vascos, la gente animando. Me tranquilaza ver que al otro lado el día está mejor. Aun así paro un instante en la cima para comer y abrigarme. El descenso es peligroso en alguna de las curvas no consigo trazar correctamente y peor tras ver a Jesús en la cuneta mientras le están atendiendo después de una caída, freno y le pregunto. Me dice que está bien y continúo pero con todos los sentidos y mucho más tranquilo.
Paro en el avituallamiento. Bebo un poco de bebida isotónica, y como medio sándwich y un plátano para luego, no quiero abusar pues el cuerpo no me pide más. Bajada de Marie Blanque y la misma película, hay que coger un buen grupo que nos acerque al Portalet. Este tramo otra caída, el ciclista de delante de mí se ha despistado al quitarse el chubasquero. No se puede perder la concentración cada vez hay menos reflejos. Tenía previsto aprovechar a comer este rato pero llegamos a Laruns muy rápido.
Empezamos la subida de Portalet. Creo que llevo mejor  tiempo del esperado, pero no quiero hacerme ilusiones, otra cosa que sabía era que el Portalet marcaba la prueba. El paisaje es guapísimo pero el puerto se hace eterno. 28 km de subida aunque con un desnivel constante hay algún descanso que te ayuda a recuperar.
Sigo a lo mío y continuamente adelanto ciclistas aunque también me adelantan algunos. Cuando llego a la presa hay un descansillo y me viene muy bien. Me encuentro fuerte pero no quiero confiarme. Se me acaban los botellines de la bebida, así que espero con ansia el avituallamiento Quiero parar a beber y estirar un poco. Aprovecho también y como dos trozos de manzana. No es una de mis frutas favoritas pero me caen de maravilla.
Al coronar el gentío es total y los coches se agolpan a ambos lados de la carretera. Siguen los ánimos y me dan alas para ese penúltimo esfuerzo creo que hago muy bien los últimos dos kilómetros, esta mi padre y mis hermanas: me ven y gritan, es emocionante… Bajada del Portalet, como no abrigado, El asfalta es ideal y alcanzo mi velocidad máxima de carrera. 74kms/h antes de pasar por el parking Formigal curva peligrosa a la izquierda, se acerca el último escollo de 2 km. Hoz de Jaca.
En esta subida veo a gente parada y yo estoy bien ahora sí que lo tengo vencido, la bajada muy peligrosa por el piso y la disminución de los reflejos.  Extremo el cuidado en la bajada y me adelantan varios ciclistas por ambos lados.
Después de la bajada ya me doy cuenta que salvo caída o avería voy a llegar y además con un buen tiempo para un debutante, no sé si serán las endorfinas pero empiezo a tener una gran satisfacción. Saliendo de la presa, recuerdo los consejos de Moya, quitar el plato apretar los dientes y coger un grupo. Hoy es muy necesario el viento viene de cara y sopla fuerte. Otra vez ánimos desde la cuneta, unos amigos me han reconocido y gritan mi nombre, cojo fuerte el manillar plato grande y a pedalear. Se forma un grupo pero nadie quiere tirar, es lógico no hay fuerzas y el aire de cara viene con ganas. La gente intenta apretarse y que el aire no le perjudique, así que otra vez los cinco sentidos. Pasamos por Bisecas y directos a Sabiñanigo. Última curva de herradura a la derecha y la meta. Ligero sprint y entro con el grupo con una sonrisa de oreja a oreja. Lo había conseguido y sobre todo había merecido la pena.

7 h 45’ 54” para un total de 205 km. Media de 26,40 km/h
Allí llega mi madre y Lara, no me esperaban tan pronto, mis predicciones  fallaron había hecho mejor tiempo del esperado. Estoy muy contento.
Aunque parezca una tontería me sentí ciclista durante muchos momentos de la prueba y la sensación es brutal. También me gustaría darle las gracias a la organización de la Qh y a los voluntarios que están en los avituallamientos y en los puntos peligrosos de la carretera.
Ramiro Sarvise

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