Es mi noveno maratón, acabo de cumplir los cincuenta y soy aficionado a correr desde hace unos catorce años después de que me operaran de la espalda fijando dos vertebras con cuatro tornillos y tres placas de titanio.
La ilusa idea era bajar mi modesta mejor marca de hace dos años, 3h17m. Después de compaginar unos tres meses de trabajo, familia y día a día con un plan de entreno sacado de la web del Maratón de Barcelona, una semana antes de la carrera el gemelo derecho se rebela contra mis intenciones y se sobrecarga.
Flojo que estaba de moral, dejo pasar los días, después de una dolorosa sesión de masajes y una alergia a la crema, voy el viernes a recoger el dorsal y gracias a Alex, la amable gente de Compressport me cede unas medias compresivas.
Llega el día D, salgo con la idea de probar qué demonios pasará…
Mediada la carrera y con muy buenas sensaciones siento los gemelos bien sujetos, y parece como si no tuviera que realizar tanto esfuerzo al correr, voy a ritmo de hacer 3h 12m, me animo, pero caigo en la trampa. Tal como me dijo un buen amigo “El maratón es insobornable” si no lo preparas y no tienes el día, seguro que te pasa factura. Kilómetro 28 y sigo a buen ritmo, pero tengo un aviso de mi pobre gemelo derecho. Insisto con tozudez en seguir a la misma velocidad, las medias me inspiran confianza y me dan buenas sensaciones. Llega el 30 y salta la alarma, el gemelo se niega a seguir a mis intenciones, se revoluciona definitivamente y empieza el anuncio de “Las Muñecas de Famosa se dirigen al portal…”.
Todavía no sé porqué, pero acabo el maratón con más pena que gloria, dejando intacta mi marca y, como siempre, pensando que será el último que haga.
Ahora ya han pasado dos semanas, tengo la mente más clara y los gemelos más relajados, salgo a correr con las medias y creo que estoy recuperando a marchas forzadas… seguro que haré mi décimo maratón, lo entrenaré y correré con las medias y, ¿quién sabe? Quizás esta vez se dejará sobornar…
Muchas gracias a Compressport por su colaboración en esta alegre historia.
¡Salud y kilómetros!
Jorge Salvador