Por razones de familia (mi mujer y mi hija son maratonianas; dejaron de competir hace años pero no se deja nunca de serlo), la participación de las mujeres en el mundo del correr es una cuestión que me ha interesado mucho siempre. Y compruebo que, cada vez más, se están incorporando a marchas forzadas.

Hace un tiempo -no mucho- nos preguntábamos porque, en comparación con los hombres, eran tan pocas las que corrían. Y más aún, porque eran tan pocas las que participaban en las carreras. Esto ya no es así; se está experimentando un cambio importante. Como si las razones que justificaban la falta de participación -diferencias culturales, mayor papel de la mujer en casa, incompatibilidad de horarios laborales que impedían entrenar, etc. – se estuvieran felizmente eliminando. Sólo hay que ver, en cualquier momento del día, la cantidad de chicas que corren por las calles o los parques para hacernos idea de cómo ha variado la situación.

No quiere decir que estemos a la altura de Estados Unidos -donde incluso en muchas pruebas urbanas corren más mujeres que hombres- y tampoco a la de algunos países de Europa, pero es un hecho incuestionable: las mujeres, en nuestro país, también corren.

Una muestra de lo que está sucediendo es el aumento de participación: en la de Bombers de Barcelona de este año -la de 10 km más multitudinaria de Cataluña y de más calidad en todos los aspectos-, el número de mujeres que la han terminado ha crecido casi tres veces respecto de las que lo hicieron hace sólo cuatro años. Y el incremento sobre el año pasado ha sido un 47%, que es un aumento altísimo.

A su vez, la proporción de mujeres sobre el total de participantes es cada vez más alta, como se pone de manifiesto en esta misma carrera, que ha pasado del 16% en el 2008 al 31% en este 2012.

Los puristas podrían decir  que este ratio de 31/69 no es lo suficientemente real dado que los organizadores, para estimular la participación femenina, cerraron las inscripciones pero admitieron un número de dorsales más para las mujeres. Pero es una evidencia que el crecimiento en el número y en el porcentaje es cada vez mayor.

Obviamente, cuanto más corta es la distancia, la proporción es mayor (en la última carrera de 6 Km de Badia del Vallés, con más de 700 participantes, el ratio hombres / mujeres fue del 58/42). Pero es muy significativo que en algunas de 10, como la de Nassos del pasado diciembre haya sido el 23%, o la de la Mercè de septiembre el 25%, y la de Bombers haya sobrepasado el 30%.

Son unos índices que tienen un muy buen aspecto. Las mujeres ya no tienen que oír por la calle, como más de una y más de dos tuvieron que sufrirlo hace un tiempo: «A la cocina».

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