Luis Alonso Marcos ha acabado segundo en la dura experiencia del Maratón de Polo Norte. Es el mejor resultado de un español en las diez ediciones de esta prueba, que se ha disputado bajo unas condiciones extremas de frío, nieve y viento.

Luis Alonso Marcos nos cuenta en primera persona cuál fue el desenlace de este reto, de esta aventura, desde la salida de Madrid hasta la llegada al punto de destino. Una narración que engancha, tanto a los amantes de la aventura como a los enamoradors de las carreras y de los paisajes gélidos.

Más cansado que si hubiera corrido un maratón.

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Tras una larga espera en Madrid, pues decidí salir hacia el aeropuerto una vez cerrado el bar, 12:45h, cómo nos íbamos a acostar para levantarnos en 2h! Así que decidimos ir con tranquilidad hacia Barajas y a esperar. Facturamos, cochinillo incluido, el equipaje de mano con todo lo que necesitaríamos en la carrera, no fuera que no llegara el equipaje, ya que sólo faltaría que fuéramos a nuestra destinación y no llegara el material, entonces, con qué correríamos. El primer paso del largo viaje a Svalbard estaba cumplido, tanto para mí como para mi compañero de aventura, el ‘cochinillo viajero’.

Hemos realizado la primera escala, con parada en Frankfurt, tiempo que aprovecho para leer un poco la prensa que he traído de España y esperar al vuelo que, con destino a Oslo, saldrá a las 14:10h. Aunque algo larga, la espera, ha sido entretenida, pues entre leer, pasear y unos tes y cafés, cortesía de la compañía con la que vuelo, cuando me he querido dar cuenta era hora de embarcar. Hemos cumplido con la primera de las tres etapas, del dia de hoy, nos quedan dos, Oslo y Svalbard.

Una circunstancia rara de un dia como el de hoy son las comidas, llega un momento que ya no sabes si desayunas, comes, meriendas o cenas. Todos sabéis cómo son las comidas en los aviones, menos mal que cuando ya esté en destino final, Svalbard, podré degustar los ricos manjares de la marca ‘Tierra de Sabor’ traídos para la ocasión. Pero, hasta entonces, y suponiendo que llegue la maleta con mi gran amigo, el ‘cochinillo viajero’, los productos Tierra de Sabor y los demás enseres que facturamos nos tendremos que conformar con lo que nos sirvan, que no es poco.

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“¡Sorpresa, sólo estamos a -11ºC!”

Llegamos a la puerta de embarque con destino a Svalbard, concretamente a Longyearbyen, y sorpresa, soló nos marca -11 grados. Si es igual que si estuviéramos en La Granja!!! Esto tiene una doble lectura, o no va hacer las previsiones iniciales, o la diferencia entre Longyearbyen y el Polo es mas de lo que pensaba. De todos modos, mañana, lunes, saldré a entrenar y a mover las piernas que tanto vuelo hoy las tengo muy cargadas.

Ya estamos en Svalbard, y pasa nuestra sorpresa hoy había nevado. El vuelo se ha retrasado un poco y hemos llegado casi a las 24:00h, por lo que imaginar que día más largo. Lo bueno es que estamos aquí ya, y que el compañero que me he traído también ha llegado. Y es que con tanto transbordo tenía miedo de que el ‘cochinillo viajero’ perdiera uno de los enlaces y no llegara a su cita con el Polo Norte. Pero, no ha sido un cochinillo inteligente, aprendió bien el plan de vuelo y aquí esta dispuesto a conocer el Polo Norte. Una vez recuperadas fuerzas con una cena a base de productos de nuestra tierra, lomo, chorizo jamón…, no queda más que acostarse, ya es hora, descansar e ir pensando en lo que se nos avecina, la maratón del Polo Norte.

Primer día en Svalbard: ¡arranca la aventura!
Tras el descanso de la primera noche, arranca la aventura. Hoy es 2 de abril, y estoy en Svalbard. Suena pronto el despertador y lo primero que vamos a hacer es aclimatarnos. El estreno fue perfecto: un verdadero placer. Correr por la nieve, helada, y sentir el frío propio de estas latitudes ya nos avanza lo que nos encontraremos cuando lleguemos al Polo Norte.

Además, y muy importante, el feeling que me han dado las zapatillas nuevas ha sido excelente, un detalle que me preocupa porque no había tenido tiempo de probarlas. Sin duda, su elección fue un acierto. Después he ido a comprar unas pechugitas de pollo, aceite, pan, fruta y agua, ya que esta noche llegaba Enric Gómez, el otro español que venía a correr en el Polo Norte, y quería recibirlo como se merece, con la máxima hospitalidad. Hay que alimentarse bien, más en una carrera como ésta. Al día siguiente ya comienza la historia de verdad.

Segundo día en Svalbard: dol, frío y a -18ºC

Finalizaba el primer día con una nevada. Me despierto a las 06.00 horas, y me responde un día soleado. Vuelvo a mirar el reloj, y decido descansar dos horas más.
Nos vestimos para salir a entrenar y ya he podido sentir qué se siente cuando se te hielan las pestañas y las cejas. Decido no quitarme las manoplas porque se me hielan las manos; por fortuna, en los pies, nada de frío. He optado por salir con dos capas, y el GoreTex ha respondido. He corrido por donde circulan las motos de nieve, alternándose tramos de nieve pisada y helada, que es el terreno que me encontraré en la carrera.
Ya por la tarde, a las 18.00 horas tenemos el briefing de la carrera, donde nos explicarán todos los detalles del Maratón del Polo Norte. La presencia de Enric hace que la estancia sea más amena –nos hacemos compañía, compartimos entrenamientos, comidas…–, ya que la estancia se hace un poco monótona. Para salir del aburrimiento se pueden hacer excursiones en moto de nieve o en trineo tirado por perros, pero prefiero no arriesgarme a un percance.

Tercer día en Svalbard: la carrera se retrasa

Podía pasar y ha pasado. Las condiciones meteorológicas nos han jugado una mala pasada. No se ha podido montar la base de Barneo y, por consiguiente, no se puede volar. Lo malo es que tendremos que estar dos días más en Longyearbyen, la parte positiva es que podré entrenar más, y lo primero que hemos hecho con Enric Gómez es salir a correr por lo que será el circuito del Polo Norte. Corremos sobre nieve y hielo, y hemos tenido la fortuna de disfrutar de un buen día de sol, lo que nos ha permitido apreciar la belleza del entorno, aunque la temperatura sigue siendo de -16ºC.

Lo malo es que esta espera se va a hacer larga. Nueva reunión técnica, donde nos darán los dorsales. Hay dos vuelos al Polo el día 6, y voy a intentar ir en el primero para aclimatarme mejor.

Cuarto y quinto día en Svalbard: la hora de la verdad

Hoy tenía que haber empezado todo, qué se va a hacer. La fortuna es que saldré en el primer vuelo dirección al Polo Norte. Mientras, he salido a correr unos diez kilómetros en compañía de otro atleta y he aprovechado para hacer algunas compras.

En el sorteo de dorsales me ha tocado el 22, y ya me pongo a preparar la maleta. Es 6 de abril y hoy comienza la aventura de verdad. Suena el despertador a las 05.45 horas. Desayuno fuerte. El vuelo dura unas dos horas y media para completar los 1.300 kilómetros que separan Longyearbyen del Polo Norte. Llegamos al Polo Norte y hace -25ºC. Ellos dicen que es una temperatura óptima para correr. A la hora de comer nos confirman que la carrera va a ser a las 22.00 horas, pues se espera mal tiempo y no quieren que nos sorprenda.

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The North Polo Marathon: la carrera
Por fin, tras el retraso, la espera…, va a empezar la carrera; una carrera que va a acabar con muy buenas noticias, ya que Luis Alonso Marcos acaba segundo, lo que es la mejor posición de un español en las diez ediciones de esta prueba.

A las 22:00h del viernes 6 de abril, y siendo completamente de día, comienza la segunda etapa del Real Sitio Grand Slam Marathon, Polo Norte. De salida ya formamos un grupo de tres, que antes de llegar a la primera vuelta se queda en dos. Este primer grupo ser finalmente el que forme el podio de la carrera.

La carrera se ha ganado por estrategia, con una diferencia de dos minutos y medio. Tras la primera ‘parada’ para avituallarme, mi rival se ha ido y le he mantenido a una cierta distancia. La carrera era a diez vueltas y he superado momentos de bajón y calambres. He intentado abastecerme bien, más aún al correr a -30ºC, y para mí la sorpresa ha sido que el ganador sólo ha bebido una vez. Increíble. Sólo puedo felicitarlo.

He corrido muchas pruebas, pero este maratón, sin lugar a dudas, ha sido el reto más duro de mi vida. Hemos sufrido ventisca, nieve, sol y mucho, mucho frío; pero la experiencia ha sido única e irrepetible.

Sexto día: Barneo, el día después
Hoy es un día raro, y tengo un descontrol horario tremendo. Nada más terminar la carrera y tras avituallearme, voy rápido a la tienda. Me cambio rápido de ropa y la pongo a secar. Tengo que recuperarme cuanto antes. Lo de dormir a ver cómo sale, ya que desde que estoy en Barneo no he logrado dormir más de una hora seguida. Cuando no son los perros, es alguien que entra en la tienda ­son para 12 plazas–, sino el Antonov 74 que aterriza…, es inhumano dormir aquí.

El séptimo día lo aprovecho para visitar el Polo Norte geográfico. Suena el despertador a las 05.00 horas y tengo el cuerpo más que dolorido. Es el primer día que me subo a un helicópero y para ir al Polo Norte, nada más y nada menos. Tras un breve vuelo aterrizamos, no sin antes uno de los que va en el helicóptero desciende y se asegure que se puede posar dada la capa de hielo existente.

Descendemos y nos encontramos en mitad del ‘desierto’ de hielo, sin nada ni nadie, salvo los que allí estamos y comienzan las protocolarias fotos. Foto de familia del North Pole Marathon y tras un brindis ofrecido por los rusos, vodka con algo caliente, sabe a rayos pero calienta, regresamos al campamento de Barneo. Y es en la base donde el protagonismo lo acapara el cochinillo que traje de Segovia, que conquista el paladar de todos.

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El placer de una ducha caliente

De nuevo, el horario previsto no se cumple, y tras cinco horas de retraso salimos de Barneo dirección a Lonbyearbyen. Igual podemos hasta ducharnos, qué ganas de una duchita calentita y emprender ya el camino de vuelta a casa.

Como habíes visto y leído, no iba mal encaminado cuando os hablaba de la aventura del Polo Norte. Hasta última hora hemos vivido esta experiencia con tensón y cambios de horario. Menos mal que el día tiene 24 horas de luz, sino no podríamos haber completado este reto. Eso sí para poner el punto y final a esta historia, aún me quedan 22 horas de vuelo y estancias en aeropuertos, tiempo de reflexión que aprovecho para dar una vez más gracias a todos los patrocinadores y colaboradores que me han ayudadio, sin los que no podría haber vivivo esta experiencia. A Victor López, entrenador, por su dedicación, tiempo y planificación de una temporada como la que nos enfrentamos. A los  amigos y clientes del bar, vuestras fuerzas y ánimos llegan y se agradecen y, por último, a ellos, Luis, Pili, Antonio y Bea, no tengo palabras para agradeceros todo lo que hacéis por mí, que es bastante. Este triunfo, para mi acabar el maraton del Polo Norte es un triunfo, es vuestro y eso es precisamente lo que pensé cuando crucé la línea de meta entre lágrimas.

Luis Alonso Marco