Desde el momento en que me propusieron preinscribirme en Lavaredo Ultra Trail (119 km-5.850 D+), junto con unos amigos, inmediatamente me vinieron a la memoria las fantásticas imágenes de corredores justo delante de las emblemáticas “Tres Cimas de Lavaredo”.No tuve tiempo ni de pensarlo que ya había rellenado la solicitud con mis datos y solo quedaba esperar que la suerte estuviera de mi parte y de la de mis compañeros Marc Fernández, Óscar Griñó Elena Calvillo y Mikel Mujika en el sorteo. ¡Finalmente así fue!
Ahora tocaba pensar en cómo preparar el reto de la mejor forma, así que elegí unas cuantas carreras del calendario catalán para conseguir la progresión de rendimiento que pretendía para la fecha.
Después de meses de duro entrenamiento, carreras y mucho entusiasmo, nos encontramos en el aeropuerto de Barcelona para volar hacia Treviso y desde allí con coche de alquiler hasta Cortina d’Ampezzo.
Desde la llegada, el ambiente fue excepcional: corredores, familias, todos con un reto por delante. Y qué decir del entorno, pues fabuloso. Imponentes moles de roca nos rodeaban allí donde miráramos ¡Era impresionante!
Recogida de dorsales, entrega de la bolsa del corredor para el km 46 aproximadamente y a esperar el viernes a las 23 horas para tomar la salida. Mientras, nos permitimos degustar la fantástica comida italiana in situ. Cortina d’Ampezzo dispone de una amplia variedad de restaurantes donde abunda la variedad de pastas y pizzas. Seguro que nos sentaría perfecto para acumular reservas para la carrera.
23 horas. Plaza central de Cortina d’Ampezzo. Suena “The ecstasy of Gold” de Ennio Morricone, gran compositor italiano muy conocido por protagonizar gran parte de las bandas sonoras de los mejores westerns. ¡Ya estamos en carrera.
El tiempo era genial para correr. Fuimos cogiendo buen ritmo cada uno por su lado, disfrutando del momento y deseando que saliera el sol para poder admirar lo que hasta el momento solo habíamos visto en fotografías.
El primer tramo de la carrera invitaba a correr mucho, quizás demasiado, pero nos sentíamos bien y fuimos avanzando terreno y superando desnivel sin problemas. Recuerdo bordear algunos lagos, que gracias a la luna llena pudimos admirar. Además, ya se insinuaban los perfiles rocosos más allá. Para mí fue un gran espectáculo.
Jordi Pàmies
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