Once días fue el tiempo que Javier Lorente, Miguel Ángel Melet, Óscar Plasín y Toño Laguarta emplearon para correr la ruta transpirenaica GR11, del mar Mediterráneo al Cantábrico recorriendo casi 800 km y 50.000 metros de desnivel positivo.Los corredores de montaña oscenses del Club Peña realizaron este proyecto solidario y deportivo a favor de la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) y ya han recaudado cerca de 28.000 euros en aportaciones particulares.
Todo un reto que todavía no se había intentado en grupo, en patrulla. Los cuatro vivieron una gran aventura deportiva.
Humedad y calor, esto describe la primera etapa. Más de 5 kilos perdidos lo explican todo. En cualquier carrera de ultradistancia si pierdes más de un 3% de tu peso estaríamos eliminados; todos perdemos más del 4%. Pero a pesar de todo los cuatro acabamos y, ya en el hotel de La Jonquera, comienzan de nuevo las bromas típicas de grupo. En la cabeza surgen bastantes dudas por la dureza de la etapa que se supone que es de las más light. ¿Cómo serán pues las del Pirineo?
Segundo madrugón, este es serio. “Hola cuerpo, levántate y corre”. Y sí que corrió, otros casi 80 km por la Garrotxa catalana. Vuelve a ser un día muy duro pero esta vez porque aparece nuestra compañera de viaje en los próximos días: la lluvia. El final de etapa se hace muy duro, a pesar de disfrutar de los paisajes de sierra muy parecidos a los de nuestra amada Sierra de Guara.
En el tercer y cuarto día llegamos por fin al Pirineo. Lo notamos, nos movemos mucho mejor por los senderos y no por la pistas infumables de los primeros días. La lluvia nos acompaña durante casi toda la jornada, se hace muy duro, pero por lo menos no hace frío. Pasamos por la Olla de Núria y nos vamos aproximando a Andorra, un buen estímulo, parece que es la primera meta. Pero durante estas dos etapas me empieza a doler muchísimo el tendón del tibial anterior; en cada paso lo noto y por la mañana mucho más. Llegaba a cada avituallamiento que montaban nuestras chicas muy cojo. Hubo un par en los que estuve a punto de abandonar, pero Violeta y Janime calmaban el dolor con crema y me hacían un vendaje compresivo en la zona con el que podía llegar hasta el siguiente punto de apoyo logístico. En todo momento noto el apoyo de mis compañeros, que están pendientes de mí, y en todo momento siento la fuerza de todos los que están apoyando el proyecto, lo cual te hace continuar.
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Fotografías de www.altoaragonfotografia.com