El acroyoga es una rama del yoga que ha resurgido recientemente. Esta disciplina nació en California (Estados Unidos) hace unos doce años aunque ya se practicaba antiguamente en otras partes del mundo como en la India. El acroyoga es una mezcla entre las posiciones de yoga tradicional, las clásicas asanas con las acrobacias.

Es una práctica interpersonal en la que los alumnos salen de su propia mat y comparten con los demás. No se puede hacer acroyoga en soledad. Es, por excelencia, una práctica que cultiva interconexión y comunidad. Por eso, es posible decir que la diferencia más notoria entre acroyoga y cualquier otro estilo de yoga es que la mayor parte de la clase se trabaja con los demás participantes, en grupos de dos, tres o más personas.

Para la realización del acroyoga, no es necesario tener una experiencia en acrobacias ya que las posiciones son relativamente fáciles de hacer, aunque es recomendable tener una cierta forma física como flexibilidad y fuerza. Algunos alumnos tienen miedo a una nueva postura y otros, a lesionarse, pero también existe el temor a la entrega, a confiar en el cuidador, a soltar, a compartir… En cualquiera de los casos, tanto los instructores como los spotters (cuidadores) dan seguridad tanto física como emocional. Así, los desafíos se transforman en juegos dentro de un ambiente seguro y altamente divertido. Desde nuestra experiencia es muy común que los nuevos practicantes digan “¡no puedo!” cuando algo no les sale en el primer intento. En acroyoga nos reeducamos para cambiar la idea del “¡no puedo!” por “¡voy a poder!”. Las afirmaciones positivas aceleran el aprendizaje y revelan nuestro potencial verdadero, tanto en acroyoga como en la vida en general. Esto es altamente transformador.

Hay integrantes en la práctica de acroyoga: el base, el volador/a y el cuidador. La persona que hace de base, en el suelo, necesita tener fuerza, seguridad y solidez. La persona que está arriba, la flexibilidad, valentía, conciencia corporal y algo de experiencia practicando yoga. Finalmente el cuidador es el encargado de proteger y atender a las necesidades de la pareja haciendo una práctica segura y divertida.

Hay siete elementos principales que componen la práctica del acroyoga: la ceremonia en círculo, las asanas, la conexión en pareja, el masaje tailandés, el vuelo terapéutico, las inversiones y las acrobacias en pareja.

Todo taller de acroyoga empieza y termina con la ceremonia del círculo que representa la unión del grupo creando armonía y confianza, un lugar donde los practicantes se saludan, se presentan y se empieza a romper el hielo. Es aquí donde se aprovecha para realizar una pequeña meditación conectando con la energía del grupo, respirando y calmando un poco la mente.

Frank Asperó

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