Elegir el viaje por caminos secundarios, por donde antes no se había pasado, donde la vía no estaba abierta y solo se dibuja la sombra del camino principal. El camino directo a la solución del problema, de la lesión, no tiene por qué ser el marcado por el dolor, ni por la ubicación del mismo. Entender que la situación tiene grabada la huella de diferentes orígenes o de uno muy marcado.
La prioridad, el primer movimiento, la primera idea nos hace sentirnos obligados a elegir, si seguimos un camino u otro secundario. Y aquí es donde empieza el juego. ¿Empezamos por eliminar síntomas? ¿Vamos directos al nudo? ¿Qué técnica nos ayudará más en este momento? ¿Cuál es el primer paso en firme sin tropezarnos?
Ponemos algún ejemplo: Tendinitis o mejor dicho tendinopatia del supraespinoso
El camino directo sería ir al punto de dolor y trabajar sobre él, en este caso actuar sobre el tendón que provoca dolor al levantar el hombro.
El camino secundario, equilibrar el esquema mecánico cervical, dorsal, escapular para más tarde trabajar sobre el tendón.
Otra vía podría ser nutrir, limpiar, oxigenar la sangre para preparar el terreno antes de llegar al punto donde más duele.
Otro ejemplo: Lumbalgia mecánica por sobre esfuerzo
El camino directo: atacar la musculatura implicada. Masaje, punción seca, ultrasonidos, calor, frío, inhibiciones y tratamiento local.
El camino secundario: mejorar la circulación, actuar sobre el sistema nervioso, trabajar la inflamación desde puntos distales. Llegar por la puerta de atrás. Equilibrar la columna dorsal antes de tocar lumbares y trabajar el apoyo sobre los pies.
Usar cualquier camino secundario, para llevarnos al objetivo principal, recuperar el tono muscular, la movilidad articular y la vuelta a la normalidad. ¡Todos los caminos llegan a Roma!
Hay matices y sensaciones que la teoría no aporta. Si tengo que elegir, prefiero dejar dar el primer paso a la intuición que a la técnica. La técnica al servicio de la intuición. Salirte del guión y retomarlo cuando sea oportuno. La teoría al servicio de la práctica. Siempre me ha atraído explorar vías secundarias, darle una vuelta de tuerca más, buscar, no parar de buscar. No conformarme y sospechar… ¿Cómo ha llegado esta persona a tener este dolor? ¿Decido velocidad o pausa para apretar el botón? ¿Aprovechar los puntos fuertes o reforzar los puntos débiles?
¿ES LA TÉCNICA TAN IMPORTANTE?
Si la evidencia científica dice que sí, no hay duda. La técnica es muy importante, pero dejaría de serlo si a la maniobra perfecta no le pusiéramos la combinación y el orden de aplicación adecuado. La investigación sobre el comportamiento de los tejidos a diferentes estímulos, nos sirve de gran ayuda, pero la interpretación correcta de la situación y la personalización del tratamiento tienen que hacerse sumando todos los factores. Cada problema necesita su dosis de dedicación y cada paciente es un mundo. No hay enfermedades sino enfermos.
LO MEJOR DEL SOL, LA SOMBRA (DE LA LESIÓN)
La sombra que deja la lesión a veces tiene más mensajes que la propia lesión. Una sombra que se alarga demasiado, tapa la luz del final del túnel. Es el mensaje oculto del dolor, de la lesión. Los daños colaterales. Derrumbar una frontera y pasar a la siguiente capa, atravesar la piel para ver cuenta el músculo, escucharle y dejar que el propio tejido te lleve a tirar otro muro. Debemos acercarnos, adaptarnos a la situación y alejarnos para ver cómo se comporta la patología. Respetar su tiempo y valorar qué camino tomar en la siguiente sesión.
¿TÉCNICA O INTUICIÓN?
Repetir el mismo movimiento 100 veces a veces sólo te lleva al principio.
Dejarte llevar por la intuición, a veces, solo necesitas el primer movimiento.
VELOCIDAD, RITMO Y PAUSA
A veces la técnica requiere más velocidad de la establecida, en otros momentos más pausa o un cambio de ritmo fuera de los manuales. Es el momento en el que la pausa, la velocidad o el ritmo no dependen del esquema del principio. Los segundos pasan con otro sentido y la presión se adapta sin querer.
El protocolo limita, encorseta, te hace menos libre. En ocasiones te sirve para dar el primer paso o cerrar un tratamiento. A veces romper la norma es generar el chispazo que provocará el equilibrio.
La solución al conflicto es caprichosa, no depende del número de sesiones, ni de la implicación del terapeuta. Depende todo lo anterior, de cómo lo vive la persona que lo sufre, de las condiciones del entorno… de su proceso particular de regenerarse, de levantarse y seguir avanzado. Nosotros acompañaremos ese proceso.
Muchas veces me preguntan ¿por qué hoy me pones primero acupuntura y el otro día al final? Puede haber muchas repuestas técnicas pero lo más adecuado sería decir solo una palabra, intuición. Podríamos atrevernos a decir que hacemos algo diferente porque el problema no es igual que hace 1 semana. La prioridad o el orden de aplicar antes masaje, movilización, calor o acupuntura a veces no se rige por un patrón lógico. La observación, el interrogatorio, la palpación como métodos de diagnósticos nos hacen posicionarnos. ¿Esta herramienta o la siguiente? Me gustaría poder definir exactamente el concepto de la intuición, pero creo que podría ser una serie de sensaciones, empatía, de química entre la lesión y la maniobra que lo resuelve. No me preguntes por qué pero, las pistas me han traído hasta aquí.
Podríamos ser técnicamente perfectos pero sin pasión no seríamos eficaces. Ni justos con nuestra profesión y tampoco con nuestros pacientes. Sin ilusión, el viaje es demasiado corto. La técnica llega después a base de repetición.
Acertar es complicado siempre, mucho más si tiene que ser en el primer intento. Un salto al vacío como sin red. Pasar de puntillas al lado del sistema nervioso, como si con él no fuera el tema, cruzar la frontera de las fascias sin molestar, haciendo el ruido justo, dar un portazo y salir.
“Si enciendes una luz para alguien, también iluminará tu camino”
Tinin Txo
Graduado en medicina tradicional china, osteópata y masajista