The North Face® ha presentado «Pobeda», el relato de la aventura de los alpinistas italianos Simone Moro y Tamara Lunger en la Siberia ártica. Los atletas se aventuraron con la ascensión invernal del pico Pobeda, un desafío en el cual se enfrentaron a temperaturas muy inferiores a los -40 °C que se registraron en su campamento base.
En «Pobeda» podemos ver a Simone Moro y Tamara Lunger, compañeros habituales de escalada, enfrentándose a un clima verdaderamente hostil durante su viaje a la región siberiana de Sajá (Yakutia), una zona donde se encuentra el lugar habitado permanentemente más frío del mundo y donde se ha registrado la temperatura más baja de todo el hemisferio norte (-71,3 °C). Gracias a la equipación Summit Series de The North Face®, la gama de alpinismo más premium de la marca, los atletas pudieron protegerse del frío y hacer frente a las extremas temperaturas.
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La pareja viajó a este solitario destino para intentar una ascensión invernal a la cima del pico Pobeda, que con 3.003m es la montaña más alta de Siberia. Después de un largo viaje (13 horas de vuelo a través de Moscú, Yakutsk y la «ciudad fantasma» de Ust Nera), de estar a punto de perder su furgoneta cruzando un río helado y de realizar un viaje por tierra durante medio día atravesando paisajes cubiertos de nieve congelada, llegaron finalmente a su alojamiento antes de intentar el ascenso a la cumbre.
Ambos escaladores se enfrentaban a un nuevo tipo de ascensión invernal. Simone Moro, consciente de que iban a intentar un nuevo tipo de exploración, comentó: “Si estoy en Nepal o en Karakórum, en el Himalaya, los Andes o la Patagonia, sé lo que puede pasar y me siento como en casa. Aquí es diferente, nunca sé qué puede pasar a continuación”.
Los italianos también admitieron que la población local fue un aspecto clave del viaje, ya que les advirtieron de que las condiciones para escalar en Siberia no tienen nada que ver con las condiciones habituales de escalada en el Himalaya. Los atletas debían evitar pasar demasiado tiempo fuera de sus tiendas, lo que significaba que debían completar una ascensión rápida con varias secciones técnicas, en la cual invirtieron unas 7,5 horas, seguida de un complicado descenso enfrentándose a la oscuridad y al frío, por lo que tardaron más de la mitad de dicho tiempo.
A pesar de las difíciles condiciones, ambos escaladores disfrutaron de la expedición. “Pude confirmar que estoy enamorada de la exploración”, ha asegurado Tamara Lunger, mientras que la conclusión de Simone fue que “siempre digo que sigue habiendo lugares inexplorados, esperando a que alguien se decida a descubrirlos”.