Albert Bosch se adentra en el Parque Nacional de Cairngorms en bicicleta recorriendo un total de 300 kilómetros con 3.500 metros positivos en cuatro etapas.
El verdadero vicioso del deporte, Sportvicious, no lo entiende sólo como una actividad para ponerse un dorsal y competir, sino también o aparte de eso, como un medio para vivir intensamente, viajar, descubrir nuevos entornos y aprender a amar y respetar la naturaleza.
Hay ocasiones en que uno se encuentra practicando una actividad intensa en un lugar que da todo el sentido a esta filosofía de vida deportiva. Y sin duda, nuestra reciente travesía en bicicleta de montaña del Parque Nacional de Cairngorms en Escocia es una de estas ocasiones.
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Una ruta que no puede dejar indiferente a un verdadero amante del más puro mountain bike: 300 kilómetros, 90% ciclables, con un 40% de senderos (single track) y 3.500 metros positivos, en unos lugares aislados, interminables y perfectos representantes de los paisajes más auténticos de Escocia.
Breve historia
En 2010 el conocido biker Steve Wilkinson organizó una carrera autosuficiente basada en la vuelta clásica a los Cairngorms, que recorría todo el Parque Nacional de Cairngorms y hacía un bucle en el medio para volver a empalmar con la vuelta principal y ser así totalmente circular al final.
Enseguida se convirtió en una vuelta mítica muy reputada por los ciclistas de montaña y ahora es una de las rutas más apreciadas en el panorama del mountain bike europeo. De hecho, el Parque Nacional de Cairngorms fue votado recientemente por la “National Geographic Traveller Magazine” como uno de los mejores 20 lugares para visitar en el mundo.
Situado en el noreste de Escocia, se confirmó como parque nacional en 2002 por el Parlamento escocés y es el mayor de todas las islas británicas.
Actualidad
Actualmente esta ruta está muy consolidada, pero continúa siendo muy auténtica, solitaria y perfecta para conocer los highlands escoceses y disfrutar de una excelente combinación entre mountain bike técnico y tranquilo al mismo tiempo.
Es relativamente fácil organizar la ruta, pues los tracks fiables están fácilmente disponibles en internet, a la vez que podemos encontrar diferentes fórmulas para organizarla.
Hay gente que continúa haciéndola en total autosuficiencia, durmiendo en una mini tienda en el campo; otros lo hacen alojándose en albergues o Bed and Breakfast del camino pero llevando todo encima; y otros mejoran este plan haciéndose llevar el equipaje de punto a punto.
Las tres fórmulas son buenas y valen la pena, aunque nosotros nos decantamos por la tercera, porque nos apetecía disfrutar del recorrido al 100% y, sobre todo, de las partes técnicas, donde no queríamos llevar alforjas en las bicicletas.
Cuatro etapas
Lo hicimos en cuatro etapas, que es una opción muy aconsejable si se tienen ganas de pedalear bastantes horas, pero a la vez sin estresarse mucho, tomándose cierto tiempo para disfrutar del paisaje y algunas paradas tranquilas, y llegar a una hora prudente para poder ducharse y dedicarse una buena cena en algún pub escocés.
El sitio más habitual para empezar y terminar la ruta es Aviemore, que es una población bastante grande y centro del turismo de montaña de la zona. Pero nosotros, por tema logístico en el transfer de/hasta el aeropuerto de Edimburgo, iniciamos la ruta en el punto más al sur posible, en Blair Atholl.
Primera etapa
La primera etapa fue de 75 km y nos llevó hasta Aviemore por un terreno bastante rodador, con buen paisaje, pero quizás el menos interesante de las cuatro jornadas en cuanto a nivel técnico y diversión en los caminos.
Segunda etapa
La segunda etapa fue desde Aviemore hasta Braemar, con 80 km y un paisaje espectacular. Fue la jornada con más variedad de terreno, vegetación y cosas curiosas. Desde zonas abiertas típicas de Escocia con matorrales interminables hasta zonas de pinos y bosques de Caledonia, los típicos árboles propios de esta zona, con especies únicas en el mundo.
Al acercarnos a Braemar, nos situábamos en una de las zonas más importantes de destilerías de whisky del país y además encontramos bastantes castillos impresionantes.
Si alguien hace la ruta en más días, puede dedicar tiempo en visitar alguna de las destilerías cercanas o alguno de los castillos abiertos al público, pues seguro que le valdrá la pena, aunque nosotros no teníamos tiempo suficiente si queríamos completar cada una de las etapas dentro de los cuatro días.
Lo único que sí pudimos ver es la botella de whisky más grande del mundo, en el Timitoul Whisky Castle, porque nos venía totalmente de paso.
No nos la bebimos, aunque ganas teníamos, pero la etapa tenía que continuar y nos portamos bien; aunque ya a partir de allí, cada noche hacíamos un pequeño homenaje al whisky de malta después de cenar. Somos viciosos del deporte, pero también un poco, y con moderación, de algunos otros temas.
Tercera etapa
En la tercera etapa hacíamos el anillo interior de la ruta circular, pasando por la zona más montañosa y aislada, hasta Loch Morlich, en Glenmore. 79 km de campo a través, casi siempre por single track natural, cruzando infinidad de ríos y siendo imposible mantener los pies secos, pues las piedras resbalan tanto que es casi inviable poder cruzarlos sin poner el pie o tener que andar por dentro del río directamente.
Toda la ruta, pero especialmente esta etapa, te hace agradecer al destino que te guste la BTT, pues es ideal para hacer estas rutas, ya que estos lugares sólo se pueden cruzar andando, en bicicleta o a caballo. Andando se hace muy largo o necesitas mucho tiempo; a caballo es complicado porque hay muy pocas poblaciones o granjas para encontrar comida, y en bicicleta es perfecto por distancia y autonomía.
Cuarta etapa
La cuarta y última etapa nos llevó hasta el punto de salida, en Blair Atholl, durante 70 km deplacer en todos los sentidos que un buen mountain biker sabe entender. Subidas técnicas y exigentes, bajadas interminables muy técnicas y divertidas pero que requieren la máxima atención, y diferentes tipos de terreno y paisaje, que parecía un resumen de todo lo visto en las jornadas previas.
Preparación para realizar la ruta
Para hacer esta ruta del Parque Nacional de Cairngorms, la época ideal es entre mayo y principios de octubre, cuando la temperatura es más agradable y el hecho de mojarse por la lluvia o los constantes pasos de río no son un problema importante. Lógicamente el tiempo en Escocia siempre es impredecible y lo más normal es que uno se moje casi cada día, pero en nuestro caso tuvimos mucha suerte y durante los tres primeros días nos hizo siempre mucho sol, hasta el punto que nos bañábamos cada día en un río o lago del camino.
El último día la climatología nos regaló el típico día de estas latitudes y que es el que deberíais prever en caso de venir: las cuatro estaciones en un día, con lluvia, sol, calor y frío.
Para preparar la ruta por el Parque Nacional de Cairngorms, hay diversas agencias que pueden ayudarte en la logística y en Aviemore alquilan bicicletas bastante buenas, aunque siempre es mejor llevarse la propia si se quiere disfrutar de verdad de este terreno tan especial.
Es muy fácil encontrar alojamiento en los finales de etapa, excepto si se va entre mitad de julio y finales de agosto, cuando es imprescindible reservar con antelación.
Logística
Hay que tener muy en cuenta la logística de comida y bebida durante la ruta, pues no pasaremos por ninguna población durante la etapa (sólo en la segunda jornada encontramos Timotoul hacia el 75% del recorrido).
Durante muchas horas estaremos solos en medio de los highlands (Parque Nacional de Cairngorms) y lo disfrutaremos a tope, pero de vez en cuando podemos tener unos acompañantes casi invisibles y muy incómodos: los famosos “midges”, unos mosquitos diminutos que van en manadas de miles y que no pican, sino que muerden directamente para chuparnos la sangre.
En algunos momentos, según las condiciones climatológicas y la época del año (especialmente desde finales de junio hasta principios de agosto), son un problema muy a tener en cuenta y que requiere tomar las precauciones oportunas para gestionarlo.
Conclusión
A veces buscamos lugares exóticos en destinos lejanos y nos olvidamos de sitios como este, que lo tenemos a dos horas de avión y unos 200 o 300 euros de vuelo. Se puede combinar con un viaje más amplio por Escocia si se quiere aprovechar para hacer turismo o se puede ir sólo para hacer esta ruta, pues únicamente esto ya compensa el viaje.
Sea como sea, es una travesía muy aconsejable y, si me permitís, mucho mejor que ir a hacer un viaje en bici por toda Escocia, que será todo por carreteras pequeñas o pistas amplias y no permitirá apreciar tanto los entornos más remotos del país.
Si se quiere hacer cicloturismo, está bien hacer distancias grandes, pero si se quiere disfrutar del BTT auténtico y tener experiencias intensas, mejor recorrer una micro zona y hacerlo bien.
Y el Parque Nacional de Cairngorms está totalmente en esta línea y, si nunca la podéis hacer, descubriréis una gran ruta que no os dejará indiferente.
Albert Bosch