¿Qué es la fluencia? ¿Por qué hablar de fluencia dentro del ámbito deportivo? ¿Qué beneficios nos puede reportar tener estados de fluencia? ¿De qué manera podemos alcanzar dichos estados más fácilmente?
Estas son preguntas relativamente nuevas.
Deberían ser respondidas si queremos conseguir, como deportistas, alcanzar la mejor versión de nosotros mismos.
El deporte moderno está relacionado con el bienestar. Dicho bienestar no se puede definir sólo desde un punto de vista físico.
Existe una parte mental y una parte emocional que deben ser tenidas en cuenta en la actividad deportiva.
Mihaly Csikszentmihalyi, en su libro Fluir (Flow): Una psicología de la felicidad, define la fluencia como ese estado donde la persona pierde la noción del espacio, del tiempo e incluso de sí misma, y está haciendo algo de interés real.
Dichos estados se han vinculado durante mucho tiempo a las prácticas meditativas.
¿QUÉ ES LA FLUENCIA DENTRO DEL ÁMBITO DEPORTIVO?
Es la experiencia personal de los deportistas la que demuestra que también es alcanzable en el deporte.
Como nos relata Susan A. Jackson en su libro Fluir en el deporte.
Es justamente esta fluencia la que impulsa el deseo de seguir con la práctica deportiva.
Establecer una serie de parámetros o variables nos posibilitará proveernos del entorno adecuado para llegar a la fluencia con más facilidad.
Hay deportistas que tienen más capacidad para llegar a estos estados de fluencia.
Esto es debido a que ciertos aspectos mentales, como por ejemplo la capacidad de concentrarse, y aspectos emocionales, propios de cada persona, le son de gran ayuda.
Aunque deben ser complementados con planteamientos externos adecuados, como la generación de objetivos claros, ya que, de no ser así, es muy probable que ese potencial inicial se pierda.
A través de la experiencia, podemos ser conscientes de aquellos parámetros y actitudes que nos acercan a los estados de fluencia.
No es necesario que se den todos a la vez, pero sin la concurrencia de varios de ellos no conseguiremos alcanzar dicho estado y nuestra experiencia deportiva se verá mermada.
Cuando nos referimos a experiencia deportiva, no estamos hablando de la consecución de resultados, aunque claramente en un estado de fluidez es más probable alcanzar nuestras metas.
Nos referimos a alcanzar una vivencia que difícilmente lograremos en nuestro día a día y que es uno de los pilares del crecimiento personal.
¿QUÉ COMPONENTES NOS ACERCAN A LA FLUENCIA?
El foco
Focalizarse, entendido como mantenerse concentrado en la tarea que se está realizando, es fundamental para alcanzar tanto objetivos como estados de fluidez.
Hoy en día estamos sometidos a multitud de inputs que nos llegan de forma continua, por lo que es complicado focalizarse en la tarea que estamos llevando a cabo.
La inmediatez para obtener aquello que deseamos, en la que nos hemos visto sumidos en los últimos tiempos, juega en nuestra contra.
No somos capaces de mantener nuestra atención.
El deporte no está exento de dichos inputs.
La cantidad de aplicaciones dedicadas a las métricas y a la más pura comparación respecto a otros deportistas, sumado a la utilización compulsiva de las redes sociales, donde se busca la aprobación externa y la alimentación del ego, hacen que el foco sea cuando menos huidizo.
Por suerte, la focalización es un estado mental y como tal se puede trabajar y mejorar con diferentes técnicas.
Nuestra mente suele estar divagando con pensamientos que involucran pasado y futuro, además de verse influenciada por los inputs que hemos comentado.
Este modo de funcionamiento mental no permite centrarse en el ahora, que es la base de una correcta focalización.
Cuanto más presentes estemos, mejor vamos a desempeñar la tarea que estamos llevando a cabo. Esto es válido para todos los aspectos de la vida.
La maestría llega a través de un foco consciente en lo que estamos realizando.
¿De qué forma podemos mejorar nuestro foco?
Es evidente que la misma fórmula no aplica a todos los deportistas y debemos ser hábiles encontrando qué es lo que nos conecta con nuestro foco.
En algunos casos, podemos enseñar a la mente a estar en el momento presente, a través de técnicas de mindfulness u otros tipos de meditación.
También podemos tomar conciencia centrándonos plenamente en la actividad deportiva que estemos realizando o en un aspecto de ella y educar a la mente a volver al ahora cuando observemos que comienza a divagar.
Practicar de forma constante este tipo de técnicas como una parte del entrenamiento diario hará que nuestra mente aprenda a estar presente y a centrarse cada vez más rápidamente.
Tan importante es mejorar un aspecto físico de nuestra evolución deportiva como conseguir que nuestra mente juegue a nuestro favor a través de la focalización.
Equilibrio entre reto y habilidad. Cuánto de preparados estamos y cuánto debemos superarnos
Es evidente que las actividades que no conllevan una sensación de superación no tienen el aporte necesario para permitir llegar a los estados de fluencia.
Y también es lógico pensar que un objetivo que está completamente por encima de nuestras posibilidades como deportistas generará frustración.
Por lo tanto, existe una correlación entre los estados de fluencia y el punto medio entre superación y preparación: el equilibrio.
Se trata de una línea muy fina ya que, depende del lado donde caiga la balanza, estaremos en el aburrimiento o delante de la impotencia de llegar al objetivo, y en ambos casos nos veremos privados de la fluencia.
Es importante marcar unas metas realistas, pero que impliquen un esfuerzo, un reto.
Y deben ser consecuentes con las capacidades adquiridas al llegar el momento de ponerlas en práctica.
El control es otro componente, pero que perfectamente podría entrar dentro del apartado de las habilidades.
El control se da desde el prisma de la tranquilidad que proporciona el saberse con las habilidades adecuadas para realizar la actividad.
Un control excesivo nos llevaría a una intervención de la mente consciente que, como veremos en el apartado siguiente, no debe ser parte activa de la experiencia.
No ejercer el control adecuado de la situación, por contra, haría florecer la inseguridad y la ansiedad.
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El procesamiento inconsciente
En el libro “El juego interior del tenis” de Timothy Gallwey, el autor nos explica cómo a través de la observación llegó a darse cuenta de las trabas que la mente consciente provoca en la práctica deportiva.
Existe un mecanismo de aprendizaje que nos permite aprender tareas que debemos asimilar de manera consciente y comporta una necesidad de atención aumentada.
A medida que el aprendizaje pasa al inconsciente, se libera la mente consciente.
El inconsciente toma el control y puede ejecutar los movimientos físicos de manera óptima, pudiendo alcanzar así la fluencia.
Solo a través de la constancia, la práctica, la repetición y la técnica, conseguiremos esta especie de piloto automático que nos permitirá no prestar atención directa a la ejecución de los movimientos.
Los estados alterados de conciencia. El resultado de la fluencia
En los estados de fluencia, la transformación del tiempo y la pérdida de conciencia del propio ser son los aspectos que mayor residuo dejan una vez pasada la experiencia.
El tiempo se transforma encogiéndose o alargándose.
Un atleta de fondo puede experimentar que una carrera de larga distancia ha durado una ínfima parte de su tiempo.
Y un sprinter de 100 metros puede tener la sensación de que 10 segundos han abarcado varios minutos.
Con respecto al ser, la mente consciente se vacía de todo pensamiento y desaparece cualquier preocupación.
Existe una entrega absoluta a la actividad.
Estas experiencias proporcionan una sensación de realización absoluta.
Son los cimientos del crecimiento personal a través de la práctica deportiva.
CONCLUSIONES DE LA FLUENCIA
Para finalizar, me gustaría destacar que la fluencia es un tema que va más allá de lo estrictamente deportivo.
Es una manera de relacionarse con la vida y con las actividades que desarrollamos en todos nuestros ámbitos.
El establecer un entorno donde podamos alcanzar con mayor facilidad la fluencia nos proporciona la posibilidad de obtener nuevos niveles de desarrollo personal.
El deporte es ese entorno donde podemos marcar dinámicas y parámetros que nos lleven a experimentar un estado que se convierte en huidizo en otros ámbitos de nuestra vida.
En las últimas décadas, la popularización del deporte ha llevado a unas dinámicas que se desvían del verdadero significado de su práctica.
Eslóganes que ponen el foco en el resultado y no en el camino alejan a los nuevos practicantes de la esencia, del significado y de los beneficios que van más allá de lo puramente físico.
Cada vez más, vemos una cultura volcada al “más es mejor”.
Donde el deporte se muestra como un nuevo producto de consumo y se elimina cualquier posibilidad de interactuar con él desde una perspectiva sana, emocionalmente hablando.
Y finalmente se convierte en otro elemento externo que nos permite seguir huyendo de nuestra realidad.
Sin el enfoque adecuado, el deporte será parte del problema.
Debemos tener muy en cuenta para qué dedicamos nuestro tiempo, esfuerzo y recursos.
Si solo se trata de metas y resultados, nos estaremos perdiendo la mejor parte.
La posibilidad de experimentar el mejor regalo que la práctica deportiva nos puede proporcionar: FLUIR.
Fotografías de Janeb13