¿Qué significa ser liebres de corredores populares en una maratón? ¿Cuál es tu cometido? ¿Cómo te preparas? ¿Qué esperan de ti las y los deportistas que correrán a tu lado? ¿Qué parte de tu experiencia puedes transmitir?
Miras hacia atrás y compruebas que no viene nadie. Es la confirmación de que has hecho bien el trabajo.
El grupo ha ido entrando metros antes. Los ánimos y el ritmo ayudan a que tengan esa fuerza final para despegarse de nosotros.
Cruzas la meta y enseguida paras el reloj.
Te aseguras de que has entrado, como mucho, 30 o 40 segundos por debajo de la marca que indica el tiempo que llevas rotulado por encima de tu cabeza. Perfecto. Ahora sí. Trabajo cumplido.
Durante 42 km y 195 metros las liebres se han convertido en un metrónomo.
Análisis de la carrera
Tienes en cuenta la orografía, el clima, las partes más duras, los repechos, las bajadas, la acumulación de kilómetros, los avituallamientos, los ánimos, las instrucciones, las recomendaciones, las conversaciones, verificar los tiempos con las otras liebres, ofrecerte para llevar un extra de agua o gel y, si puedes, cuenta algún chiste, que eso es mano de santo a partir del 30, aunque sabes que no se te dan bien.
Das varios pasos para despejar la llegada. Levantas la vista. Ves caras llenas de felicidad. Miradas que buscan a familiares o amistades entre el público. Satisfacción. Ves superación. Compromiso.
De pronto, un apretón de manos, acompañado de una gran sonrisa y un “gracias por vuestro trabajo”. Una petición: “una foto de recuerdo, por favor”.
Un saludo a media distancia: “sin vosotros no llego”. Gente que pasa a tu lado, “gracias”.
En nada serás un recuerdo, otra parte de la historia que explicarán, ni más ni menos importante que el resto, porque lo que cuenta, lo que realmente importa, es que esa era su maratón.
Miras a tus compañeros. Sabes que están allí por lo mismo que tú.
Ahora recapitulemos. Vamos unas semanas, unos meses e incluso unos años atrás.
¿Qué significa ser liebres de corredores populares en una maratón? ¿Cuál es tu cometido? ¿Cómo te preparas? ¿Qué esperan de ti las y los deportistas que correrán a tu lado? ¿Qué parte de tu experiencia puedes transmitir?
La primera cuestión, el significado de ser liebre, o pacemaker en términos anglosajones, se responde desde la motivación que te ha llevado a entrar dentro de ese “peculiar” grupo de personas que cargan con una mochila y una bandera (pluma) durante 42 kilómetros.
No puedo contestar por el resto de mis compañeras y compañeros, pero es bastante general que llega un momento en el que te das cuenta, después de muchas carreras e infinidad de entrenos, de que te has convertido en un veterano/veterana, de que tienes mil batallas por explicar y un “algo” de experiencia y, sobre todo, de que te apetece más compartir momentos que pelearte con el crono.
Una vez que has iniciado esta aventura, debes plantearte a qué ritmo puedes ser realmente útil.
Un ritmo demasiado cercano a tus marcas personales hará que estés más pendiente de ti que de tu cometido y un ritmo demasiado alejado de ellas podría convertirse en un problema con el paso del tiempo y los kilómetros.
Pongamos un ejemplo, si tienes 3h10 de marca personal, lo ideal sería ir con el grupo de liebres de 3h30 o 3h45, y descartar el de 3h15 o 4h.
Es realmente importante que conozcas muy bien tu estado y sepas en qué momento de la planificación de la temporada llegarás al día de la prueba.
Por muchas maratones y competiciones que lleves, por muchas metas que hayas cruzado, la preparación sigue siendo fundamental.
Nunca se debe perder el respeto a la distancia.
Tu cometido comienza semanas antes, en los entrenos oficiales programados.
Allí vas a convertirte en la referencia de las personas que confiarán en ti para alcanzar su objetivo.
En ese sentido, es en la tirada larga de 25-30 km donde más oportunidad tienes de interactuar y es el lugar para empezar a brindar tu experiencia.
Las primeras preguntas no tardan en llegar
- ¿Qué ritmo llevaréis?
- Hay que tener en cuenta que el tiempo de GPS siempre está por debajo del oficial. Esto es debido a que tiene un error, que al acumularse puede llegar a sumar hasta 600 metros de más al final de la maratón. Por lo tanto, saldremos a ritmos 4 o 5 segundos por encima e iremos corrigiendo cada 5 km, que son puntos kilométricos que seguro están en el sitio correcto, a la distancia exacta.
- ¿Siempre vais al mismo tiempo por kilómetro?
- Intentamos ir siempre al mismo ritmo; puede variar en algún momento puntual. En subida podemos ir algo más lentos para no forzar, pero lo recuperamos en las bajadas. Lo mantenemos lo más constante posible.
Consejos antes de la carrera – Liebres
Aún sin preguntas, las liebres van lanzando a voz en grito, a lo largo de las más de dos horas de rodaje, todo aquello que creen que les puede ser de utilidad:
- Recordad no estrenar nada el día de la prueba. Todo lo que llevéis ya lo habéis tenido que utilizar. Todo.
- Llegad con tiempo para ir al guardarropa y al lavabo.
- Tomad un desayuno al que estéis acostumbrados.
- Aprovechad para hidrataros y alimentaros bien en los avituallamientos.
Vas bromeando. Aprovechas para interiorizar tú ese ritmo al que posiblemente no estás acostumbrado.
Hablas con los que tienen fuerzas para mantener una conversación, aunque los silencios cada vez se hacen más patentes a medida que pasan los kilómetros.
Explicas que, si se mantienen dentro de sus tiempos y se hidratan y alimentan correctamente, el famoso muro ni lo verán.
Observas que el grupo se ha reducido, a pesar de que el ritmo medio permanece inalterable. Un calco de lo que pasará tres semanas más tarde. Es la prueba de fuego para liebres y deportistas.
Ahora ya te has convertido en un rostro y es muy común la pregunta: “¿en la maratón tú harás de liebre de este tiempo?”.
En muchas ocasiones es así y eso les proporciona una tranquilidad adicional. Ya tienen la referencia que buscaban, sobre todo aquellos que debutan.
Quedan pocos días para la maratón
Los deberes están hechos. Aunque se pueda pensar que es asequible para nosotros, dado el ritmo que llevaremos, la responsabilidad añadida hace que no descuidemos ningún detalle.
Visita al quiromasajista, fisio u osteópata, según las preferencias o necesidades, semana de descarga, cuidado de la alimentación y espera de las instrucciones para recoger la equipación que luciremos ese día.
No es una maratón que sumar a las muchas que llevamos, no basta con llegar, no es suficiente con tomar la salida y cruzar la meta cargando una mochila y una pluma; es todo eso y mucho, mucho más.
Existe, eso sí, una norma que nos saltamos.
De los muchos consejos que damos, no podemos cumplir con el de no estrenar nada, ya que se nos proporciona la equipación, pantalón, camiseta y, en según que ocasiones, calcetines, el día antes.
Así que debemos adaptarnos siempre y para ello contamos con la experiencia necesaria para solventar las eventualidades que nos puedan surgir.
No faltan nunca los tubos de vaselina para evitar las rozaduras, el papel higiénico por si las moscas, los geles extras, las pastillas de sales minerales y los inventos particulares.
Por las listas que nos han enviado, ya sabemos quién irá con nosotros.
La feria de la competición
Muchos ya nos conocemos y el día de la feria, cuando recogemos material y dorsal, nos empezamos a empapar de esa confraternización tan única y especial.
Dejamos de ser corredores individuales y nos convertimos en un grupo, en una familia.
Nos ponemos de gala, cambiándonos en un pequeño cuarto, y damos una vuelta visitando los stands de los patrocinadores.
Acabamos de convertirnos por un rato en protagonistas. Notas la expectación que generamos.
Muchas personas se fijan en el tiempo que llevamos, buscando la marca que harán o la que superarán.
Fotos y más fotos. Algún robado para las redes.
Bien. Es divertido. Mucho. En realidad, es un rato maravilloso. Vaya, acaba de aumentar tu responsabilidad.
Algunos tampoco descansamos bien la noche anterior.
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El día de la carrera – Liebres
Te levantas. Ilusión, ganas, nervios, hacerlo bien. Vaya, el día de tu MMP (mejor marca personal) estabas menos nervioso.
Seguramente. Venga. Ducha, desayuno y pronto para allí que a las 7 de la mañana tienes que estar en la carpa. A las 7:30 h es la foto oficial de las liebres y antes de las 08:00 en el cajón de salida.
No mentiré. Tener nuestra carpa y dos lavabos para nosotros compartidos con la élite es un regalo del cielo. Una de esas cosas por las que pagarías sin dudarlo. Vamos llegando y nos cambiamos.
Las mochilas y plumas ya están preparadas. Comentamos el día que hace —este año demasiado calor—, la equipación, las últimas sensaciones y poco a poco, con última visita al excusado incluida, nos agrupamos por tiempos y de alguna manera nos convertimos ya en una unidad.
Vamos hablando de la estrategia, que aunque conozcamos de antemano, repasamos. Foto oficial en la línea de salida y para el cajón. La sensación de atraer las miradas se intensifica.
El ambiente, los nervios, la incertidumbre… Dentro de todo ese revoltijo de emociones, tú eres un valor seguro, la prueba fehaciente de que la maratón es ritmo, constancia y foco.
Preparados, listos, ya
Cajón de salida. Nos abren paso. Damos las gracias a los voluntarios, grandes protagonistas que hacen posible que el resto podamos disfrutar de una mañana deportiva. Daremos esas gracias en cada avituallamiento, a cada momento que tengamos ocasión.
Ya han salido los primeros cajones. El nuestro, el de 3h45, sale a las 08:10. Recorremos el espacio caminando hasta la línea de salida.
Durante el tiempo de espera, hemos tenido la oportunidad de intercambiar alguna conversación para despejar dudas.
Tenemos un gran jefe de filas entre los cinco que somos; él irá dando las instrucciones. Salimos.
Quizás podría explicar cada kilómetro de los 42,195, pero daría para otro artículo.
Dos compañeros se tienen que retirar. Uno en el kilómetro 28 y otro en el 30. No siempre llegamos todos y duele, duele más que una maratón que corres para ti.
Nuestro capitán hace un trabajo excelente. Clavamos el ritmo. Avisa en cada momento de los avituallamientos, de la orografía, de la estrategia, de los segundos de margen que llevábamos y, por supuesto, cuenta un chiste. En el 18. Aún podíamos reír.
Sus huestes estamos atentos al GPS, nos turnamos a la cabeza del grupo, animamos, damos conversación y/o consejos, y a medida que perdemos unidades, crece nuestra responsabilidad, a la vez que nuestra tristeza.
Nuestra imagen icónica de entrar los cinco tendrá que esperar.
Llegamos.
Los tres nos cogemos de las manos unos metros antes.
Miras atrás y compruebas que no viene nadie…
Todo esto no sería posible sin @maratobarcelona y la gestión de las liebres por parte de @ccc_illusion, a los que estoy inmensamente agradecido por su confianza.
Txema Morales
Fotografía de Zurich Marató Barcelona – RPM SPORTS