Ana Alonso, nacida en 1994 y residente en Monachil (Granada), es una esquiadora y montañera perteneciente al Club Alpujarra.
Desde bien pequeña, ha estado vinculada a la nieve y a la montaña gracias a su padre Gerardo Alonso, guía de montaña que desgraciadamente murió en un accidente de montaña.
Ana Alonso quiere seguir los pasos y el legado que le ha dejado su progenitor.
Gracias a los amigos de su padre, Jesús Espinosa y Antonio Peinado, se inició en el esquí de montaña y desde entonces ha conseguido impresionantes resultados.
¡Está claro que la herencia Alonso está latente!
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ENTREVISTA CON ANA ALONSO
Es evidente que tu padre dejó un legado muy arraigado y tu amor por la montaña y la naturaleza es indiscutible. ¿Qué ingredientes utilizó para conseguir tal proeza?
Tanto mi padre como mi madre lo primero que nos enseñaron fue un profundo respeto hacia la montaña y la naturaleza, y creo que a raíz de ese respeto es cuando aprendes a amarla y sentirte libre en ella.
Mi padre era un apasionado de la montaña, sobre todo de Sierra Nevada, y esta pasión era tan grande que consiguió transmitirla a muchísima gente.
Creo que ese fue el verdadero ingrediente que usó: el RESPETO.
¿Te gustaría ser guía de montaña como lo fue él?
Sí, desde que era adolescente decía que yo quería heredar el trabajo de mi padre; y de hecho yo ya me he iniciado en este mundo, ya que me saqué la formación como Guía de Media Montaña y, hasta el año pasado (cuando he empezado a ser atleta profesional), he estado trabajando en la empresa granadina Nevadensis.
Jesús Espinosa, fundador de esta empresa y gran amigo de mi padre, me ha enseñado muchísimo sobre esta profesión y espero, cuando acabe mi carrera deportiva, seguir con la formación y este trabajo tan apasionado.
Con tan sólo 7 años Ana Alonso, ya competías en esquí de fondo. ¿Qué recuerdos tienes de esa época? ¿Qué aprendiste?
Mi etapa como fondista me enseñó lo que implica ser deportista, la disciplina y el orden, lo bonito que son las victorias y a sobreponerse de las derrotas.
Fueron 10 años muy bonitos, compartidos con compañeros y entrenadores que me marcaron mucho.
En cierta manera, gracias a todas estas vivencias, hoy en día sigo siendo deportista.
¿Cómo te iniciaste en el esquí de montaña, Ana Alonso?
El esquí de montaña llegó a mí de la mano de los amigos de mi padre Jesús Espinosa y Antonio Peinado. Siempre recordaré mi primer día, una salida nocturna a la luz de la luna llena con ellos dos.
Es uno de mis recuerdos más bonitos.
A mí no me dio tiempo a practicar este deporte con mi padre, pero fue él quien les enseñó a ellos, por lo que fue algo muy especial sentir cómo todo lo que das, de una manera u otra, vuelve.
Jesús fue también quien me animó a que me iniciara en la competición y él mismo me inscribió en mis primeras carreras.
Cuéntanos cómo fue el paso de las competiciones de esquí de fondo a las de esquí de montaña. ¿Qué te impulsó a hacer este cambio en tu trayectoria deportiva Ana Alonso?
Desde mi etapa como fondista hasta iniciarme en las competiciones de skimo pasaron unos 4-5 años que coincidieron con mis estudios universitarios INEF.
Al principio, yo no quería volver a competir en esquí de montaña, ya que tuve que dejar el esquí de fondo porque las federaciones entraron en crisis y no había dinero; no fue una decisión propia. P
ersonalmente me afectó muchísimo, ya que estábamos en nuestros mejores años y sentíamos que tantos años de entreno y dedicación se esfumaban.
Yo tenía miedo de que me volviera a pasar esto con el esquí de montaña, por lo que me costó mucho dar el salto. Pero una vez hice mi primera carrera, me volvió a picar el gusanillo de la competición y hasta hoy en día.
¿Qué es lo que más te atrae del esquí de montaña?
Una inmensa sensación de paz y libertad.
Hay días en los que realmente llego a casa y siento que mis energías se han renovado.
Esa conexión con la montaña llega muy profundo en mí, no hay nada que me dé una sensación igual.
Habiendo competido en las dos modalidades de esquí, ¿cuál es tu preferida? ¿Por qué?
Hoy en día me quedo con el esquí de montaña por esta conexión tan grande que me da con la montaña.
Dejando a un lado las competiciones, sabemos que te gustan los retos personales.
En el año 2022 fuiste la primera mujer en descender las tres Grandes Nortes de Sierra Nevada (Mulhacén, Veleta y Alcazaba) en un mismo día junto a Pablo Ruiz de Almirón Lanz y al canadiense Kyle Davis.
¿Tienes previsto realizar más retos de estas características? ¿Con quién te gustaría compartirlos?
Por supuesto, me encantaría seguir haciendo actividades de este tipo…
Tengo algún proyecto en mente, pero es complicado cuadrarlo con la temporada de competiciones.
El descenso de las tres Grandes Nortes de Sierra Nevada era algo que quería hacer desde hacía muchos años, pero realmente la oportunidad surgió la tarde del día anterior.
Por lo que no descarto sumarme a planes de última hora. Eso sí, siempre con compañeros bien formados y con los que me sienta segura.
¿Fue tu particular homenaje a tu padre, Gerardo Alonso, que en su día fue el primero en bajar la Norte del Veleta junto con Pepe Martín y Víctor Costa?
Para mí fue muy especial y un orgullo, no por ser la primera mujer en hacerlo, sino porque en cierta manera fue continuar con el legado de mi padre en nuestra montaña…
No sé si un homenaje, pero sí que pensé al llegar al coche que, si realmente hay algo después de la muerte, estaría orgulloso de mí.
Acabado el año, es momento de hacer balance y marcar nuevos objetivos. ¿Cómo evaluarías este 2023? ¿Cuáles serán tus principales retos para la nueva temporada Ana Alonso?
Ha sido un año muy bonito. He conseguido mis mejores resultados deportivos y, sobre todo, he conseguido estar en un estado de “flow» tanto físico como mental que me ha hecho disfrutar muchísimo.
Para este año 2024, el objetivo está en los Campeonatos de Europa y también en la Overall de la Copa del Mundo.
En la primera prueba del Campeonato del Mundo ISMF, disputada en la estación de esquí Val Thorens (Francia), lograste una brillante plata en el Relevo Mixto junto a tu compañero Oriol Cardona. Está claro que la nueva temporada ha empezado con buen pie, ¿no?
Empezamos el día con la clasificatoria. Este año ha cambiado el reglamento y solo puede haber un equipo de cada país en la final A, por lo que había que hacerla rápida y bien, ya que había tres equipos españoles.
Una vez en la final A, nuestro objetivo era la victoria, pero el equipo francés estuvo más fuerte.
Aun así, por supuesto, estamos súper contentos con la medalla de plata y sabiendo dónde hay que poner el foco para las siguientes carreras.
¿Soléis preparar de forma conjunta las pruebas?
No las preparamos específicamente, ya que vivimos lejos el uno del otro, pero sí que hablamos de la estrategia a seguir antes de la competición, y sobre todo, nos transmitimos mucha confianza.
¿Cómo es Oriol Cardona como compañero de equipo? ¿Qué aspectos de él destacarías?
Oriol es un deportista excepcional.
Competir con él es un lujo, pero también una responsabilidad, ya que es el mejor en la disciplina y siempre quiere estar a su altura.
Es una persona que cuida mucho cada detalle y sabe muy bien siempre dónde y de qué manera ganar segundos.
Pero para mí lo más importante es que en cada relevo que hemos corrido juntos me ha transmitido una seguridad muy grande, tanto en él como de él hacia mí antes, durante y después de las competiciones.
Competir teniendo esta confianza por parte de tu compañero es genial.
También participaste en la modalidad sprint logrando una 9ª posición sin clasificarte para la final. ¿Crees que el nivel de las esquiadoras va en aumento con el paso de los años?
Por supuesto, el nivel está creciendo mucho.
En la start list éramos más de 50 chicas; nunca habíamos sido tantas en una Copa del Mundo. Desde que el esquí de montaña ha sido incluido como deporte olímpico, todos los países se están poniendo mucho las pilas.
Cada vez hay más gente y, como consecuencia, un nivel mucho más alto, donde cada vez más los pequeños detalles cuentan.
Los días 20 y 21 de enero se disputará la segunda prueba de la ISMF en Arinsal-La Massana. ¿Cómo afrontas la competición? ¿En qué modalidad te sientes más a gusto: en la individual o en la vertical?
Tengo muchas ganas de esta competición.
Al final es como correr en casa, ya que vienen muchos conocidos a animarnos y siempre nos sentimos muy arropados.
El año pasado, aquí fue donde hice mi primer podio en individual y top 10 en la vertical, así que para este año tengo muchas ganas, sobre todo en la competición individual. Igualar lo del año pasado será difícil, pero vamos a intentarlo con todo.
Recientemente, Ana Alonso has firmado contrato por un año con la marca italiana outdoor Karpos. ¿Te sientes identificada con ella?
Para mí es un placer y un orgullo representar a una marca con tanto prestigio como Karpos.
Me identifico mucho con esa pasión y profesionalidad que ofrecen. Es una marca nacida en las montañas de las Dolomitas y saben bien lo que es ser un enamorado de la montaña.
¿Has probado algunas de sus prendas con anterioridad? ¿Qué destacarías de ellas?
Sí, de hecho al poco tiempo de iniciarme en el skimo por el 2017 ya empecé a llevar algunas de sus prendas con pequeñas colaboraciones y desde el primer momento me encantó.
La calidad de los productos es altísima, además de cómoda y versátil, pero sin duda lo que más destaco es el tallaje de la ropa de mujer, ya que se ciñe a la perfección y cada prenda está muy bien diseñada ajustándose a nuestras características.
Esto es algo que cuesta mucho de encontrar y por eso lo valoro tanto.
Ya para concluir con la entrevista, ¿qué sueños tiene Ana Alonso?
Ahora mismo, el gran sueño son los JJOO de Milano-Cortina 2026. Va a ser muy difícil, pero tengo muchas ganas de poner todo lo que esté en mi mano para estar allí.
Y si no lo consigo, que esté igual de satisfecha por haber dado lo mejor de mí.
También hay otras carreras de puro esquí de montaña, como la Pierra Menta o Mezzalama, en las que sería un sueño poder estar en el podio o ganarlas.
Fotografía de Skimostats