Me gustaría empezar haciendo una reflexión muy breve para remarcar que el objetivo primordial de un club es la promoción del deporte. Mi intención es exponer unas directrices para que algunos de estos puedan ofertar la formula para aprender o mejorar en nuestro deporte del snowboard a los más jóvenes.
La idea es formar una escuela en la que los más jóvenes aprendan un deporte que les gusta y desde un punto de vista más profesional, destacar lo idóneo que puede resultar este contexto para la socialización de aquellos que se encuentran en periodos de formación.
Uno de los principales motivos de formar escuela, es el de colaborar en la creación de hábitos deportivos entre los más jóvenes. Es bien sabido que cuando esa práctica deportiva es una constante en nuestras vidas, nuestro cuerpo y nuestra mente funcionan mejor, nos ayudan a aumentar la calidad de vida.
Si además le añades una adecuada directriz de la práctica en cuestión, esto nos pueden ayudar a mejorar nuestras relaciones sociales, mejorar y/o formar óptimamente nuestra personalidad, en definitiva, a hacernos fuertes ante todas esas adversidades que antes o después la vida nos pondrá delante.
¿Qué mejor ocasión para aprender a salir de los momentos difíciles, que cuando somos jóvenes?, ¿Qué mejor ensayo que la práctica deportiva ?.
Éstas son algunas de las preguntas que nos podríamos hacer, y todas ellas tendrían la misma respuesta, ¡ahora es el momento!, momento en el que los chicos/as pueden aprovechar para aprender a convivir, divirtiéndose y disfrutando de un deporte de montaña.
A partir de aquí lo importante es ofertar una actividad completa, es decir enseñar a los chicos a manejar tanto sus cuerpos como sus mentes, una combinación que resulta siempre beneficiosa. Con esa combinación mente-cuerpo, aprenderemos a surfear la nieve utilizando las dos partes y a partir de ahí, aprenderemos que al igual que en el snowboard, en la familia, en el colegio y en definitiva en la sociedad en la que vivimos, hay siempre una técnica para disfrutar más de todo ello. Así pues utilizaremos el deporte como mediador social, es decir, a través del snowboard, enseñaremos a los chicos a mejorar la calidad de sus relaciones sociales así como la relación con uno mismo.
Mediante el trabajo programado, ensayaremos nuestras respuestas ante situaciones difíciles, podemos aprender a tomar decisiones, podemos aprender a ser tenaces, a saber que el trabajo constante siempre trae consigo recompensas, etc. éstas son sólo algunas de las cosas que se pueden aprender con una práctica de deporte bien dirigida.
Actualmente, cualquier contexto, por raro que resulte, es susceptible de ser utilizado con un fin educativo; el deporte y la práctica deportiva, nos ofrecen un medio perfecto para transmitir a los más jóvenes conocimientos y experiencias, y el snowboard, por ser un deporte de montaña, todavía facilita más el aprendizaje, pues la figura del instructor, experimentado y con conocimientos en la materia, es tremendamente importante para los alumnos; por lo tanto nuestro trabajo se centrará en aprovechar todas estas condiciones favorables, a nivel educativo, que nos ofrece el snowboard en la montaña.
En el programa se trabajarán aspectos técnicos del snowboard, aspectos sociales así como aspectos psicológicos. Decíamos al principio que se trata de un programa educativo-formativo, en el cual los chicos reciben una educación dentro de las clases de snowboard, formándolos en las técnicas que se están utilizando, para que así una vez se salga del contexto deportivo, sean capaces de trasladar las técnicas a otros contextos diferentes.