El pasado 15 de julio se celebraba la primera edición del Trail Molieres 3010 by Dynafit, con dos distancias: la Maratón con 40km +4.000 metros y la Media Maratón del Montpius con 21km +1.600 metros. Dos pruebas que desde diciembre estaban anunciándose y habían creado una gran expectación, siendo una de las maratones más alpinas de Europa y con una escala de 12 sobre 14 de dificultad ITRA, que hacía presagiar una gran dureza.
Lo primero decir que la organización fue exquisita, cuidando hasta al más mínimo detalle, tanto hacia el corredor, como el marcaje, avituallamientos y la seguridad. Enhorabuena al Centre Trail Vall d’Arán.
Esta crónica es sobre la prueba reina del Trail Molieres 3010 y un grupo de 50 corredores del club SOM PASSATGE y su locura por la montaña. La maratón la calificaría como salvaje, espectacular, bellísima, preciosa, brutal, un encanto para los sentidos, pero a la vez, durísima, técnica y que no da ni un respiro.
El sábado a las 6:30 nos despertaba un magnífico día en el Vall d’Arán. La salida del Trail Molieres 3010 con música de AC/DC y la voz del speaker Jaime, nos hacía emocionarnos y ponernos la piel de gallina. Teníamos por delante 40km y +4.000 metros de alta montaña, con nuestra gente, 24 corredores del SOM PASSATGE, con la moral por las nubes.
Comenzamos con rapidez y corriendo durante el primer km de asfalto y en continuo ascenso hacia Gausac. Saliendo de él, nos encontramos con una pista que en breve se convertiría en senda y que la gente empezaría a caminar, viendo lo que se nos avecinaba hasta el Montcorbison, de 2.173 metros de altitud, un kilómetro vertical en 6km y poco.
Eso sí, conforme subíamos, las vistas del valle eran espectaculares, con unas nubes que se quedaron de espectadoras y daban un toque, si cabe, más bello al paisaje, para ver a esos locos subir lo imposible ¡Bendita locura!
Llegamos al avituallamiento líquido situado en el 3,8km +627m Bassa d’Ules, control de dorsales, cargamos agua y hacia delante. Las vistas del valle y ver allá al fondo Vielha, te dejaban obnubilado, una belleza sin igual. Eso creímos hasta que hicimos nuestra primera cima del día: Montcorbison. Hacia el oeste y en el horizonte se distinguía todo el macizo del Aneto y su glaciar, una delicia para los sentidos.
Las vistas mitigaban la dura subida y trotamos por una cresta espectacular hasta llegar al km 7,8 +1.260m, donde se encontraba el segundo avituallamiento del Trail Molieres 3010 del día: Santet Casau. Había que comer y reponer fuerzas, ya que veníamos de una gran subida y las piernas se notaban cargadas. Fotos, risas y a seguir durante 3 o 4 km por la cresta, que hizo que nos deleitáramos con unas maravillosas vistas, diría que desconocidas para la gran mayoría.
Pasamos el Montpius (2.276m) y llegamos al Tuc de Cuenques (2.261m), aquí se separaban las dos carreras: maratón y media maratón. Cuando creíamos que empezaba la bajada, no fue así, quedaba un pequeño repecho hasta iniciar la bajar a Artiga de Lin. Y menuda bajada nos tenían preparada… desde el km 12,8 aproximadamente hasta el tercer avituallamiento. No era técnica pero de un desnivel bestial.
Menos mal que la vista desde allí arriba, con Artiga de Lin bien pequeñito y sus preciosos alrededores, hacían que disfrutáramos y nos riéramos entre nuestra grupeta, formada por unos 6 o 7 corredores.
Las piernas se ponían como piedras y las caídas iban a la orden del día, yo creo que unas tres y mis compañeros otras tantas, menos mal que caías en blando… Artiga de Lin espectacular, precioso, pero pensábamos que esto sólo acababa de empezar. ¡Madre mía! Y lo que nos quedaba, sobre 7km y 1.580 metros de desnivel positivo, no queríamos ni pensarlo…
Comimos y nos hidratamos correctamente y a seguir para arriba. Subimos por una especie de tartera paralelos siempre al Barranco des Pois y luego por una senda con abundante vegetación. Eso sí, las piernas no se recuperaron hasta llegar a Estanh de Pois. El sol empezó a picar de lo lindo, lo cual incrementa la dureza de la subida. Pasamos el Estanhon y menuda la que nos esperaba… la Canau de Pois, ¡Durísima subida! Y es que el Trail Molieres 3010 no deja de sorprendernos, por su increíble belleza y dureza.
Ya en el collado pasamos varios ibones. La vista era descomunal, muy cerca Salenques, pero nosotros no íbamos hacia allí, giraríamos e iríamos dirección hacia una bandera blanca que se veía al fondo, era el Tuc de Molières. Parecía cerca pero aun nos costaría casi una hora llegar hasta su cima. Creía que no llegaba nunca ¡Qué duro se hacía llegar hasta allí!
Todos los participantes iban tocados por el esfuerzo pero con la misma ilusión de tocar esos 3010 metros. Por fin llegamos. Menuda alegría, tocar más cerca el cielo te hace sentirte diferente, ver las cosas desde allí arriba. Cuarto avituallamiento líquido donde cargamos agua y cogimos la cresta para abajo.
Llegamos a un pequeño destrepe, equipado con cuerdas, en el que dos chicos de la organización ayudaban y solventaban los posibles problemas. Después de eso, bajada técnica, larga y con 1.290 metros de desnivel negativo en 6,2 kilómetros. ¡Mamma mía!. Después de un buen rato disfrutando de lo lindo, viendo los ibones y esos magníficos paredones, pienso… ¿cuándo empieza otra vez la subida?. Como he dicho antes, no hay descanso en esta salvaje carrera.
Largo y técnico descenso en el que tuve una caída con el consiguiente bocadillo en el cuádriceps ¡Qué dolor! ¡Cómo cuesta coger ritmo!. Estábamos en la recta final y llegábamos los 7 corredores del equipo juntos y teníamos que darlo todo hasta llegar al cinto avituallamiento situado en Conagles/Boca Sur, avituallamiento abundante y dónde no faltaba de nada.
La gente se volcaba con el corredor. Si querías podías cambiarte con tus ropas de recambio recogiendo tu bolsa vida. Allí teníamos a nuestras familias que nos daban alas para seguir. Plato de macarrones, Coca-cola, fruta y a continuar con la última subida. ¡Si habíamos llegado hasta allí, no podíamos parar!.
Subida al Port de Vielha, de unos 4 kilómetros y 776 metros positivos. Al comienzo de la misma, aprieta el calor y es la parte más dura y técnica pero conforme vas subiendo, se va haciendo algo más suave. Impresionan sus paisajes y los prados por los que vas recorriendo, te hacen sentir que estás más cerca de conseguirlo, lo tocas con la yema de los dedos.
Una vez arriba nos encontramos con otro control de dorsal, paramos, admiramos las vistas y respiramos en la inmensidad situados a 2.444 metros. Tan sólo quedan 8 kilómetros y una bajada de vértigo, 1.479 metros negativos. Una preciosidad de bajada, primero por tarteras y luego por prados y bosques, en la que disfruté como un niño pequeño. No sé si será por la adrenalina de verme ya en meta o por las vistas del valle. Finalmente nos entramos en un pequeño bosque para desembocar en una pista cementada durante más o menos 3 kilómetros. A lo lejos se divisa Vielha.
Una vez dentro de Vielha veo a la gente animando y escuchó la música y al speaker Jaime de fondo. ¡YA LO TENEMOS! Mi gente del SOM esperándome y gritándome antes de cruzar la línea de meta. Todo un placer para mis oídos. Entro en meta dedicándosela al que está arriba, mi padre y me fundo en un fuerte abrazo con Xavier Pocino, uno de los organizadores, con mi mujer y todo mi grupo.
Emocionante lo vivido en esas 11 horas y 46 minutos, para 40 kilómetros y 8.000 metros acumulados de pura montaña, bella y dura.
Quiero dar las gracias a Vielha, Valle d’Arán, a los organizadores y al Centre Trail Vall d’Arán por este Trail Molieres 3010, por darnos a conocer este impresionante trazado que dará mucho que hablar.
Alberto Martín